Esto es sólo una muestra de lo que el Papa Francisco dijo sobre los santos
Después de decir «La santidad es el rostro más atractivo de la Iglesia» en su enseñanza sobre «La santidad en el mundo actual», sigue hablando de la santidad de «Todos los santos y los santos que están a nuestro lado».
«Y entre estos testigos puede estar nuestra propia madre, una abuela u otras personas cercanas (cf. 2 Tm 1,5). Quizá su vida no fue siempre perfecta, pero aun en medio de imperfecciones y caídas siguieron adelante y agradaron al Señor». (# 3)
«Lo que interesa es que cada creyente discierna su propio camino y saque a la luz lo mejor de sí, aquello tan personal que Dios ha puesto en él (cf. 1 Co 12, 7), y no que se desgaste intentando imitar algo que no ha sido pensado para él. Todos estamos llamados a ser testigos, pero «existen muchas formas existenciales de testimonio«. (# 11)
Para reconocer cuál es esa palabra que el Señor quiere decir a través de un santo, no conviene entretenerse en los detalles, porque allí también puede haber errores y caídas. No todo lo que dice un santo es plenamente fiel al Evangelio, no todo lo que hace es auténtico o perfecto. Lo que hay que contemplar es el conjunto de su vida, su camino entero de santificación, esa figura que refleja algo de Jesucristo y que resulta cuando uno logra componer el sentido de la totalidad de su persona. (# 22)
Podemos creer al Papa Francisco si creemos a Jesús en Mateo 25
El Papa Francisco enraíza lo que dijo en «EL GRAN PROTOCOLO»:
95. En el capítulo 25 del evangelio de Mateo (vv. 31-46), Jesús vuelve a detenerse en una de estas bienaventuranzas, la que declara felices a los misericordiosos. Si buscamos esa santidad que agrada a los ojos de Dios, en este texto hallamos precisamente un protocolo sobre el cual seremos juzgados: «Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme» (25,35-36).
La santidad en los detalles de nuestras vidas
En el párrafo # 144 escribe:
Recordemos cómo Jesús invitaba a sus discípulos a prestar atención a los detalles.
- El pequeño detalle de que se estaba acabando el vino en una fiesta.
- El pequeño detalle de que faltaba una oveja.
- El pequeño detalle de la viuda que ofreció sus dos moneditas.
- El pequeño detalle de tener aceite de repuesto para las lámparas por si el novio se demora.
- El pequeño detalle de pedir a sus discípulos que vieran cuántos panes tenían.
- El pequeño detalle de tener un fueguito preparado y un pescado en la parrilla mientras esperaba a los discípulos de madrugada.
Para pensar
- ¿He pensado que la santidad está fuera de mi alcance?
- ¿He pensado alguna vez en la santidad en términos de lo que Jesús dijo sobre el juicio final?
- ¿Cuáles son los «pequeños detalles» a los que no presto atención… y a los que podría prestar atención?
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