En enero de 2020, Roma acogerá el encuentro de Superiores Generales y Presidentes de la Familia Vicenciana. Continuamos con nuestra serie de entrevistas a los protagonistas, con la siguiente entrevista con el padre Salvatore Russo, Superior General de los Misioneros Siervos de los Pobres.
¿Cómo y cuándo tuvo lugar su fundación?
En la segunda mitad del siglo XIX, de manos del cirujano y luego sacerdote, Giacomo Cusmano, primero doctor de los cuerpos y luego doctor de las almas. De joven, Giacomo Cusmano ejerció su profesión médica como misión y tuvo la oportunidad de conocer a muchas personas a las que trataba de consolar espiritualmente, según el espíritu del Evangelio, y se dio cuenta de que los enfermos no siempre quedaban satisfechos, porque mucha gente quería algo más. El cusmano inició una larga reflexión personal, pidiendo consejo a su director espiritual, Domenico Turano, quien le instó a dar su vida por los demás de una manera más especial, convirtiéndose en sacerdote. Cusmano no se creía digno, pero en 1860 se entregó a los demás convirtiéndose en sacerdote: «Consagré mi vida por los pobres, para sacarlos de su miseria y llevarlos a Jesús», dijo el P. Cusmano.
¿Cómo refleja su Congregación el carisma vicenciano?
Ciertamente, por la sacramentalidad de los pobres: los pobres son el sacramento de Jesucristo, eso fue lo que pensó san Vicente y el padre Giacomo lo hace suyo para comunicarlo a los demás e inculcarlo a sus colaboradores. Los pobres son nuestros señores y maestros, dijo san Vicente, y este concepto ha entrado completamente en la mente del padre Giacomo, y es lo más importante también para nuestra realidad. Dejar a Dios por Dios: tener esa capacidad de no solo estar presente en la oración, porque en el momento en que sirvo a los pobres, los pobres, que representan a Jesucristo, merece esto y más.
Esperanzas y expectativas para el carisma vicenciano a medida que nos acercamos a la reunión de los líderes de la Familia Vicenciana, programada para enero de 2020, en Roma.
Descubrir lo que podemos hacer para colaborar todos juntos para responder a las necesidades y a la pobreza de estos tiempos: estamos muy estimulados en este sentido por el papa Francisco. Si pudiéramos así organizar algo juntos como Familia Vicenciana, sería maravilloso, resaltando entre nosotros el sentido de Iglesia con el espíritu característico y carismático de san Vicente. Tenemos que hacer algo para encontrarnos con los que están lejos de Dios, lejos de la Iglesia, que dicen que no tienen fe, inventar algo juntos para ayudarles, porque es una pobreza aún mayor que la de los que no tienen nada materialmente.
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