¿Cuán brillante fue la estrella que los reyes magos siguieron?
Mi astrónomo interior se ha preguntado a menudo sobre qué es lo vieron los magos para llevarlos a Belén. La pregunta es una de las favoritas en los espectáculos de planetario durante el tiempo navideña. Mi curiosidad me llevó a Wikipedia. Las explicaciones dadas van desde la ficción piadosa con un propósito teológico hasta la postulación de todo tipo de objetos y eventos astronómicos. ¡Incluso el astrónomo jesuita del Vaticano trató el tema!
Una cosa que sé con certeza es que la imagen de la estrella a menudo se ha utilizado como una metáfora del seguimiento de la guía divina. Esto, a su vez, me llevó a pensar qué guió a Elizabeth Ann Seton, cuya fiesta celebramos el 4 de enero.
¿Cuán brillante fue la estrella que siguió santa Isabel Ana Seton?
La hermana de la caridad Regina Bechtle escribió conmovedoramente sobre Isabel Seton buscando luz en las oscuridades de
- su pena, cuando murió su madre, y después su padre, su esposo y 2 de sus hijas;
- su confusión, cuando aún no podía ver con claridad cómo convertirse en católica;
- su desilusión, cuando la vida religiosa llena de paz que ella anhelaba vivir se enredó, en sus inicios, en los juegos de poder demasiado humanos de sus sacerdotes superiores y las maquinaciones de algunas de sus hermanas.
En cada uno de esos tiempos de nubes gruesas y pesadas, Isabel siguió buscando. Y en la revelación que vino en cada ocasión, descubrió a un Dios de infinita ternura: un Padre cariñoso, un guía fiel, una Presencia amorosa. Ese tierno Dios le fue revelado, no con fuegos de artificio, o señales fantásticas. No, la revelación de Dios sucedió de las formas y en los lugares más ordinarios.
- En la mesa de la cocina, el escritorio, la casa de un amigo, se reveló la tierna cara de Dios.
- En el dormitorio donde sus hijos fueron concebidos y nacidos, y en las camas de los enfermos y moribundos, se reveló el toque tierno de Dios.
- En las habitaciones estrechas donde vivían las viudas y los niños pobres, en el aula donde escuchaba las lecciones de niños solitarios, se reveló el tierno corazón de Dios.
Ciertamente, la poderosa y luminosa Presencia de Cristo en el Santísimo Sacramento enfocó y resumió todas las revelaciones de Dios a Isabel. Pero ella querría que supiéramos que creció en su santidad, que se convirtió en santa —tal como se nos pide que hagamos nosotros— al encontrar a su Dios, su gracia, precisamente en los momentos más ordinarios, en la oscuridad de nuestra vida.
La estrella que guía nuestras vidas durante el año que viene
El enfoque de Isabel se parece notablemente al acercamiento de Vicente a la Providencia. Él tenía una fe profunda y confianza en el cuidado providencial de Dios hacia él y todas las personas, especialmente los pobres. Como el p. Robert Maloney, C.M. indica:
«Incluso en medio de una gran actividad, [san Vicente] se encuentra constantemente ante su Padre en la oración, buscando su voluntad y confiando en su providencia».
Tal vez podamos sacar fuerza en nuestros propios tiempos de oscuridad y cielo nublado.
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