Transitar por un nuevo tiempo de Adviento siempre conlleva el riesgo de olvidar rápidamente la «razón de la temporada»; por eso, me parece oportuno concentrarme en el motivo que celebramos esta época del año. El Adviento trata de la venida de Jesucristo a nuestras vidas a través de sus palabras y acciones. La oportunidad de renovar nuestro compromiso con Jesús y sus enseñanzas es una oportunidad que todos podemos usar para revisar el año pasado mientras esperamos el próximo año. Si bien es probable que haya varias cosas que planeamos hacer este año pasado y que finalmente no se llevaron a cabop, debemos reflexionar sobre lo que hicimos y planear continuar estas y otras acciones en el año próximo. Si mantenemos nuestro carisma vicenciano como nuestro fundamento y le permitimos que gobierne nuestros esfuerzos futuros, tendremos un año próspero por delante.
Es interesante notar cómo la Navidad puede cambiar la forma en que las personas se tratan unas a otras, cómo tendemos a preocuparnos más y hacer más por los menos afortunados y cómo nos volvemos más sensibles hacia los demás. El cínico en mí se pregunta por qué no podemos actuar de esta manera a lo largo de todo el año. ¿Por qué solo nos volvemos más amables y considerados en Navidad? A lo largo de los años, me he suavizado y ahora creo que, aunque solo sea por unos días de amabilidad especial cada año, cuando todos somos mejores dando y ayudando, entonces nuestro mundo es un lugar mejor y más amable para todos.
Como vicencianos, quizás nosotros también deberíamos examinar nuestros esfuerzos para abordar la pobreza y tomar tiempo durante este Adviento para hacer ese pequeño extra. Muchos de nosotros vamos a dedicar más tiempo y esfuerzo trabajando en proyectos especiales de Navidad que lleguen a nuestros vecinos necesitados. Pueden ser comidas, colectas de ropa y alimentos, o más visitas a los necesitados. No tengamos miedo de decirles a los demás lo que hacen los vicencianos, ya que podemos ayudar a otros a continuar con su donación de Navidad hasta el año nuevo y convertirlo en un acto de bondad permanente. Este gran regalo que Dios nos da en cada Adviento no está destinado a ser colocado en el estante, con algunos de nuestros otros regalos, sino que debe usarse repetidamente.
Que tengáis una muy santa y feliz navidad.
Sobre el autor:
Jim Paddon vive en London, Ontario, Canadá y es ex-presidente del Consejo Regional de Ontario de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Actualmente es presidente del Comité Nacional de Justicia Social de la Sociedad en Canadá. Está casado con su querida esposa Pat y tienen seis hijas y once nietos. Jim ha sido miembro de la Sociedad desde los años 70.
Las opiniones expresadas son las opiniones del autor y no representan oficialmente las de la Sociedad de San Vicente de Paúl.
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