La misión nos desafía al cambio sistémico

El cambio sistémico es algo radical. Hace lo que dice:

El profeta Jeremías: «Desde hoy mismo te doy autoridad sobre las gentes y sobre los reinos para extirpar y destruir, para destruir y demoler, para reconstruir y plantar» (Jr 1, 10).

San Pablo en la carta a los Romanos: «No os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto.» (Rm 12, 2).

San Pablo en la carta a los Efesios: “Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas” (Ef 6, 12).

El cambio sistémico es algo radical. Es lo que dice ser:

San Vicente de Paúl: «Si hay algunos entre nosotros que piensan que están en la Congrega­ción de la Misión para evangelizar a los pobres, y no para aliviarlos, para remediar sus necesidades espirituales y no las temporales, respondo que debemos asistirlos de todas las maneras, por nosotros y por los demás» [SVP ES XII, 87].

Federico Ozanam: «La cuestión que divide a los hombres hoy en día no es ya una cuestión de formas políticas, es una cuestión social, es saber quién ganará, si el Espíritu de Egoísmo o el Espíritu de Sacrificio; si la sociedad será solo una gran explotación en provecho de los más fuertes o una consagración de cada uno al bien de todos y, sobre todo, a la protección de los débiles. Hay muchos hombres que poseen demasiado y quieren más todavía; hay otros muchos más que no tienen bastante, que no tienen nada y que quieren tomarlo si no se les da. Entre ambas clases de hombres se prepara una lucha y esta lucha amenaza ser terrible; por un lado, el poder del oro; por el otro, el poder de la desesperación. Entre esos bandos enemigos deberíamos precipitarnos, si no para impedir, al menos para amortiguar el golpe». [Carta a Louis Janmot, del 13 de noviembre de 1836]

III. Enviando a la misión

El trabajo desarrollado por los seguidores de Jesucristo, siguiendo los pasos de san Vicente de Paúl, no puede ser solo una práctica, sino que tiene que ser una praxis. ¿Qué significa esto? Significa que nuestras acciones son fruto de nuestra fe; fruto de nuestro encuentro con Jesucristo Libertador y con los pobres, que son sujetos sociales. Nuestra práctica es el resultado de una reflexión sobre las causas de la pobreza que destruyen la dignidad humana, y la búsqueda de estructuras consistentes capaces de apoyar nuevas relaciones entre las personas que se basan en el amor, la justicia, la igualdad y la fraternidad.

• ¿Con qué frecuencia usamos expresiones que refuerzan las estructuras que deseamos destruir y que no ayudan a construir el nuevo hombre, la nueva mujer y la nueva sociedad que tanto deseamos?
• ¿Qué praxis personal y/o comuynitaria podemos asumir para fortalecer el Cambio Sistémico que la Familia Vicenciana ha propuesto desde 2007?
• ¿Conocen usted y su grupo alguno de los Proyectos de la Familia Vicenciana que han promovido el Cambio Sistémico? ¿Qué pueden hacer usted y su grupo para fortalecer y expandir este proyecto?