Los católicos viven en un mundo encantado, un mundo de estatuas y agua bendita, vidrieras y velas votivas, santos y medallas religiosas, rosarios y imágenes sagradas. Pero estas parafernalia católica es un mero indicio de una sensibilidad religiosa más profunda y penetrante, que inclina a los católicos a ver lo Santo en la creación. Como católicos, encontramos nuestras casas y nuestro mundo obsesionados por la sensación de que los objetos, los eventos y las personas de la vida diaria son revelaciones de la gracia…
Esta especial imaginación católica se puede llamar apropiadamente sacramental. Ve la realidad creada como un «sacramento», es decir, una revelación de la presencia de Dios (Andrew Greeley, The Catholic Imagination, 1)
La Piedra de la Suerte (Cloch an Áidh) se instaló junto a la cisterna para que todos los que bebían el agua pudieran tener suerte. Acabo de estar allí, después de haber pasado doce días en la Francia «vicenciana» con los miembros del Vincentian Mission Institute, un esfuerzo de colaboración de las tres universidades vicencianas en los Estados Unidos, patrocinado por la Congregación de la Misión. Toqué la piedra. No estaba realmente pidiendo suerte. Solo quería estar conectado con las miríadas de irlandeses (y otros) que han tocado esta piedra, con su inscripción celta, desde el siglo IX.
Esta sensibilidad estaba viva en mí en todo mi tránsito por Francia, mientras tocaba pinturas y estatuas y el cristal que nos separaba de las reliquias. Tocar es, de alguna manera, saber y conectarse. Una imaginación católica es una imaginación sacramental. Las cosas reales nos conectan con otras cosas reales. Esta «imaginación vicenciana» nos la sugirió el padre Tomaž Mavrič, C.M. Vale la pena ver los videos de nuevo…
0 comentarios