Mi nombre es Joe Agostino. Soy sacerdote de la Congregación de la Misión y coordinador de la Comisión de colaboración de la familia vicentina.
Como la mayoría de las realidades en la vida, la colaboración nunca ocurre en línea recta. Como sucede con cualquier relación, los socios de un proyecto experimentarán tiempos buenos y difíciles. Ciertamente, hay factores que pueden contribuir o intensificar una situación, buena o mala. Y me gustaría explorar esos en un momento.
Pero estoy convencido de que hay un factor subyacente que determinará cómo se manejan los tiempos buenos y malos: el nivel de compromiso con el proceso de colaboración de los socios.
Cuando creo firmemente que la única manera efectiva de servir es trabajando junto con otros, buscaré todas las oportunidades para fortalecer los lazos de colaboración. Afirmaré que estoy en ello a largo plazo. Y seré realista, con el compromiso necesario para resolver los problemas que puedan surgir por el bien de nuestra misión compartida.
A medida que los socios entran en proyectos de colaboración, cualquier cantidad de factores puede causar estragos en sus esfuerzos. A menudo, los siguientes problemas han causado que estos esfuerzos fallen:
Dinero: muy a menudo, las relaciones se tensan por conflictos fiscales. Esto puede ser especialmente cierto cuando cada socio recibe fondos para proporcionar un servicio específico para un proyecto común. Y a veces surgen estas tensiones incluso cuando existen contratos claramente escritos. Definir cómo se usarán, distribuirán y monitorearán los fondos puede ayudar a un grupo a sortear estas tensiones.
Poder: qué socio tiene el liderazgo en el esfuerzo de colaboración, quién supervisa el proyecto y sus voluntarios o empleados, o cómo se reconoce a los socios en los esfuerzos de promoción en curso, pueden convertirse en problemas difíciles en el desarrollo de una colaboración. Un Memorando de Entendimiento claramente escrito entre los socios, definido antes de que comience el servicio, puede ayudar a difundir algunos de estos problemas.
Falta de claridad en la Misión – aunque la mayoría de los socios pueden estar de acuerdo en la importancia de un esfuerzo particular, esto no significa necesariamente que comparten una misión común, tienen una visión común de los objetivos o resultados, o comparten los mismos valores en la ejecución de un proyecto. Estas diferencias pueden causar grandes tensiones entre los socios y pueden causar la disolución de cualquier empresa colaborativa, sin importar cuán importante sea.
Para que los esfuerzos colaborativos sean efectivos, hay algunas dinámicas que deben integrarse en el tejido de las relaciones.
Confianza: las relaciones se basan en la confianza; sin eso, no hay forma de que una colaboración pueda perdurar. Y la confianza solo se gana cuando los socios pasan tiempo juntos, crean experiencias comunes e invierten sus energías en el proyecto común que comparten.
Tiempo – todos están ocupados. Y todos le dan prioridad a lo que es importante para ellos. Los socios deben trabajar desde la convicción de que a través de sus esfuerzos comunes están trabajando de manera más inteligente, no más difícil. Y también deben estar convencidos de que su proyecto no es una pérdida de tiempo o recursos, sino un servicio necesario para las personas más necesitadas.
Talento: las colaboraciones no pueden sobrevivir sin un reconocimiento de los dones y talentos que todos los socios ponen sobre la mesa. Como colaboradores Vicentinos, las personas alrededor de la mesa también deben incluir a los miembros de la población de servicio con y para quienes están trabajando.
Esperamos que esta breve exposición de los éxitos y fracasos de la colaboración sea útil para la Familia Vicentina en sus esfuerzos continuos por trabajar juntos al servicio de las personas que viven en la pobreza.
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