La pobreza, el hambre y otras formas de violencia hacen que muchos migrantes y refugiados huyan de sus países de origen y busquen una vida mejor en otros lugares. Tristemente, no todos los inmigrantes y refugiados de hoy encuentran una bienvenida en nuestras costas. Muchas familias sufren la separación, la explotación laboral y la persecución religiosa a su llegada a sus nuevos lugares de origen.
Las Hermanas están impartiendo clases de inglés como segunda lengua y ofrecen cursos sobre temas como formación financiera, habilidades para entrevistas, derechos legales, etiqueta, solicitudes para la universidad y ayuda financiera. Las Hermanas buscan educar a las familias y los niños ofreciendo programación, tutoría y educación para la salud.
Algunas congregaciones de hermanas organizan grupos mensuales de apoyo para mujeres inmigrantes y organizan retiros anuales sobre espiritualidad, autoestima, violencia doméstica y desarrollo del liderazgo de las mujeres. Otras hermanas trabajan como voluntarias con organizaciones locales sin ánimo de lucro que tienen programas y servicios diseñados para niños y adultos recién llegados. Algunas hermanas trabajan directamente en el sistema legal, ayudando a los inmigrantes a solicitar licencias de conducir y otras formas de identificación. De vez en cuando se puede encontrar a las hermanas participando en manifestaciones en los exteriores de los centros de detención, donde los solicitantes de asilo están encarcelados en condiciones inhumanas a la espera de una audiencia.
Se han establecido grupos de trabajo sobre inmigración en muchas congregaciones, con la ambición de aumentar la conciencia pública y abogar por una reforma migratoria integral, alternativas a la detención, mantener juntas a las familias y la asistencia para el reasentamiento de refugiados. Un servicio, llamado Part of the Solution [Parte de la solución] recluta abogados de inmigración voluntarios y voluntarios bilingües que no son abogados para ofrecer asistencia legal con los nuevos programas de inmigración de EE. UU.
Dos congregaciones de las hermanas se han comprometido a responder al llamado del Papa en cada parroquia, cada comunidad religiosa y cada santuario, para acoger a las familias de refugiados: Las Hermanas de Santa Marta han ofrecido su convento a una familia refugiada siria, auxiliada por personas particulares, y Les Religieuses de Notre-Dame-du-Sacré-Coeur han ofrecido una casa dúplex a dos familias de refugiados sirios apadrinados que habían estado viviendo en campamentos de refugiados en Jordania durante los últimos cinco años.
«No debemos sorprendernos por sus números, sino más bien verlos como personas, ver sus caras y escuchar sus historias, tratando de responder lo mejor que podamos a su situación. Y responder de una manera que sea siempre humana, justa y fraternal. Tenemos que evitar una tentación común hoy en día: descartar lo que resulte problemático». El Papa Francisco ha hecho un llamamiento a los países y a nosotros como individuos para responder a los inmigrantes y refugiados de una manera muy real y tangible, independientemente de su origen religioso.
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