En 1848, con ocasión de la celebración de la Asamblea General de la Sociedad de San Vicente de Paúl en París, en la celebración de los 15 años de su fundación, el consocio Antonio Federico Ozanam, a petición del Presidente General de entonces (Adolphe Baudon), preparó un discurso para ser leído en aquella ceremonia, en el que comienza a presentar su pensamiento social. Baudon se encontraba recuperándose tras haber recibido un tiro durante la Revolución Burguesa de 1848 en Francia, que le causó la amputación de una de sus piernas.
En el discurso, Ozanam aborda muchos temas. No se olvida de reconocer el apoyo del clero para el crecimiento de la obra vicentina. De igual manera, Ozanam dirige un elogio a los asesores espirituales de las Conferencias, considerándolos fundamentales en el día a día de la SSVP. En otra parte del texto, Ozanam habla sobre la importancia de las contribuciones económicas de las Conferencias a los Consejos, indicando que «cuanto más crecen las donaciones, más se multiplican las actividades vicentinas», permitiendo así que puedan ser asistidos un mayor número de pobres.
Enfatiza que las necesidades de los más necesitados son muchas, y que las contribuciones financieras son importantes para el mantenimiento de los servicios vicentinos. Enumera en el discurso el desempleo, el hambre, el frío y otras carencias porque, según él, la caridad practicada en las Conferencias está destinada a aliviar estos sufrimientos de las personas. «En las Conferencias, aprendemos a ejercitar el bien, y no puede existir la falsa presunción o cualquier aparente inferioridad de los asistidos», enfatiza Ozanam.
A lo largo del discurso, Ozanam busca transmitir un mensaje a los consocios noveles, los que habían ingresado recientemente en la SSVP. Se preocupa de darles consejos y hacerles recomendaciones, reflexionando sobre el papel social emprendido por los consocios. Estimula a aquellos jóvenes aspirantes con preguntas del tipo: «¿cómo aliviar la miseria sin quitar sus causas?» o «¿cómo regenerar el mundo y erradicar el mal?». Son reflexiones intrigantes que provocan, aún hoy, nuestra reflexión más crítica.
Nuestro principal fundador hace un hermoso análisis de los primeros 15 años de la Sociedad de San Vicente de Paúl, enfocándose también en la importancia de la limosna. Ozanam fue contundente al decir que la limosna es importante y consiste en un acto que debería ser practicado por todos. Remarca que «la limosna no es un derecho de nadie, sino un deber de todos». Para él, la justicia social se suma a la caridad, y las personas que tienen mucho deberían ser más generosas con las que poco o nada tienen. En verdad, Ozanam predica que nosotros, vicentinos, seremos siempre «deudores de los pobres».
En este discurso, Ozanam enuncia una de sus frases más célebres: «Es demasiado poco solo aliviar las tristezas de los indigentes. Debemos poner nuestras manos en las raíces del mal y, por medio de sabias reformas, disminuir las causas reales de la miseria del pueblo». Así, deja bien claro que la caridad por sí sola no va a resolver los males sociales, y que se debe promover la justicia social para atacar las causas de la miseria. Queda meridianamente clara la defensa que Ozanam hace de la justicia social, anticipándose a la Doctrina Social de la Iglesia.
Al final del texto, Ozanam comparó la SSVP de 1833 con la de 1848, afirmando que la entidad es la misma, fiel a su espíritu primitivo. Rechazó las divisiones, las contiendas y las discordias que pudieran alcanzar la entidad. Ozanam también reforzó la necesidad de la visita semanal domiciliaria y pidió oraciones por el clero. Son orientaciones que nosotros, vicentinos del siglo XXI, también deberíamos seguir.
Autor: Renato Lima, 16º Presidente General de la Sociedad de San Vicente de Paúl
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