Mizael Donizetti Poggioli, CM reflexiona sobre el tema: «Estar atentos a las necesidades de seguridad de los pobres».
Nuestra misión es servir y evangelizar a las personas que son pobres. Por lo tanto, nuestra misión vicenciana implica necesariamente el contacto con hombres y mujeres pobres. La fidelidad a nuestra misión significa que estemos atentos a las necesidades de los pobres… atentos a las necesidades relacionadas con su seguridad (atentos a los peligros y privaciones que encuentran diariamente).
Uno de los aspectos que debemos tener en cuenta es la seguridad financiera y/o la estabilidad de los pobres, pues así las personas son capaces de mantenerse a sí mismos y a su familia. Entre los factores que hacen posible esta estabilidad es el acceso al trabajo.
En el libro Semillas de Esperanza: Historias de Cambio Sistémico, el Padre Maloney explica cómo funciona el cambio sistémico en la vida de los pobres. El afirma:
Cada uno de nosotros vive dentro de un sistema socioeconómico cuyas partes interactúan entre sí. Si el sistema funciona bien, favorece el crecimiento personal. De no ser así, frena el crecimiento y acelera la decadencia. Si, por ejemplo, no tengo trabajo, no gano dinero. Si no gano dinero, no puedo comprar comida para mi familia. Si mi hijo no tiene suficiente comida, sufre desnutrición. Si padece desnutrición, no puede estudiar bien. Si no puede estudiar bien, no se graduará de la escuela. Si no se gradúa de la escuela, puede que no consiga trabajo. Si no tiene trabajo, no gana dinero. Y así el círculo comienza de nuevo. [1]
Sin seguridad financiera, la persona individual (y, por consiguiente, la familia de esa persona) se encuentra en una situación muy vulnerable.
La seguridad financiera también se refiere a la estabilidad o el mantenimiento de las personas que son responsables de otros miembros de su familia. Es importante ser conscientes de la situación financiera de las personas a quienes servimos e igualmente importante buscar formas que garanticen al menos un ingreso mínimo a las personas.
Hay oficinas de empleo que ofrecen a las personas diferentes oportunidades de trabajo. Utilizando estas diversas agencias de empleo existe una posibilidad de ayudar a la gente a encontrar trabajo. Ayude a las personas a crearse un curriculum vitae y hacer que las personas sean conscientes de sus habilidades e intereses y, a continuación, buscar oportunidades de formación laboral (si es necesario). Actuar de tal manera no es sólo un acto de caridad, sino también un acto de justicia social.
Otra forma importante de ayudar a las personas que son pobres a lograr la seguridad financiera es a través de microcréditos. Los microcréditos consisten en ofrecer pequeños préstamos sin interés. Según Muhammad Yunus (ganador del Premio Nobel de la Paz 2006),
el acceso al capital, en una escala mínima, puede transformar la vida de las personas. Con el paso de los años, muchas personas pobres pueden usar esa pequeña ayuda ofrecida por el microcrédito como base para construir un negocio próspero, sea una granja, una artesanía o una pequeña empresa. Es una oportunidad para sacar a los individuos y a sus familias de su situación de pobreza. Un programa creado para prestar dinero a las personas que viven en las calles ha ayudado a miles de personas… personas que ya no tienen que mendigar para ganarse la vida. Tal sistema ha revelado que los más pobres de los pobres son dignos de crédito.
En nuestro trabajo vicenciano para y con los pobres, es necesario preocuparse de su seguridad personal y física. Nuestra misión, como cristianos y vicencianos, es ser solidarios con los pobres y así proporcionar garantías en cuanto a su seguridad. Debemos buscar estrategias que apoyen, fomenten y promuevan diversas iniciativas que generen empleo, ingresos y democratización de los recursos… estrategias que, en última instancia, defenderán la dignidad integral de los pobres.
[1] Varios Autores, Semillas de esperanza: Historias de Cambio Sistémico, Madrid: Editorial La Milagrosa, 2008, p. 4.
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