William (Bill) Graham del Consejo Regional de la Sociedad de San Vicente de Paúl de Ontario en Peel-North Toronto, ofrece su reflexión, «¡Se trata de amor!»:

Como vicencianos podemos, y en la mayoría de los casos, hacemos grandes cosas, ayudamos a muchas personas y a veces transformamos vidas. Somos muy afortunados del privilegio de tener la oportunidad de hacer esto. Deberíamos estar muy agradecidos.

El Señor nos da su amor en abundancia. No importa si somos buenos o malos, ricos o pobres, negros o blancos, no merecedores o merecedores, recibimos Su pleno amor. A cambio, se espera que pasemos este amor a otros, con quienes interactuamos. Se nos dice que «el Señor nos ama tanto como a la persona que menos amamos». Así que, basándonos en eso, tenemos que amar a todos, perdonarlos si es necesario, y pedir su perdón. No significa que debamos interactuar con ellos o estar de acuerdo con sus opiniones o valores, pero debemos amarlos. Se nos dice que «El amor lo conquista todo», y creo que esto es muy cierto.

¿Cómo hacemos esto? Para los Vicencianos, el Señor provee oportunidades diarias y constantes para hacer esto mientras servimos a nuestros vecinos necesitados. Las oportunidades están ahí para nosotros y todo lo que tenemos que hacer es sacar el máximo partido de ellas, sirviéndoles con amor, respeto, justicia y alegría. Nos preguntamos: ¿qué más necesitan? ¿Qué podemos hacer? No debemos restringirnos por límites o prejuicios. Dondequiera que esté la persona o quienquiera que sea, si está en necesidad, tenemos la obligación cristiana y humana de mostrarles nuestro amor, sirviéndoles de la mejor manera posible. Si usted está dando lo último que le quede de su comida, vales, boletos de autobús, etc, ha de tener fe de que el Señor proporcionará más cuando usted los necesite. Muchos vicencianos creen y siguen esto, y se sorprenden a menudo cuando encuentran que el Señor ha llenado de nuevo la taza vacía.

Podemos ampliar esto con «Actos de Bondad». Tenemos oportunidades continuas para hacer esto. Tal vez es abrir la puerta a una persona, decir hola a la persona en la calle, llevar a esa persona de la calle a un centro de acogida para tomar una taza de café, quizás sentarse y hablar con ellos. Su mejor regalo y el que más apreciarán es su tiempo y sinceridad. Está haciendo esto con amor por su prójimo y lo mostrará.

El invierno trae mayores necesidades. Tener una bolsa en su coche con un par de calcetines, una tarjeta de para asistencia en un centro o posiblemente una bufanda y sombrero para regalar merece la pena. Sea lo que sea que cueste, le garantizo que nunca lo perderá. El Señor, en Sus caminos, siempre nos lo devuelve en totalidad.

Hacer todas estas cosas también ayuda a la persona a darse cuenta de que alguien se preocupa por ellos, incluso que un extraño les ama. Esperemos que este amor que usted le devuelve al Señor a través de ellos pueda ayudarles a amarse a sí mismos y encontrar aliento a buscar ayuda o ayudarse a sí mismos.

¡Se trata de amor!