El aspecto social de Federico Ozanam

por | Feb 1, 2017 | Formación | 1 Comentario

Federico Ozanam no es tan solo una referencia dentro del movimiento vicenciano, sino, sobre todo, un baluarte de la Iglesia Católica en lo que se refiere a la doctrina social. Él ya defendía, en plena revolución industrial, una serie de derechos laborales que sólo se introducirían en las legislaciones nacionales muchos años más tarde, como el descanso remunerado de los domingos, las horas extraordinarias, el salario digno y la jornada de trabajo de 8 horas. Poco se dice acerca de esta característica tan importante de la acción social de Ozanam. En los viajes que hacía por el interior de Francia, observó la delicada situación laboral en los molinos, ruedas de riego, serranías, hornos y las madereras, y estaba atormentado cada vez más por la frágil organización social del trabajo de su país.

El fundador principal de la SSVP era un profesional completo, actualizado, siempre preocupado por los asuntos de su tiempo y de los tiempos por venir. Era, por lo tanto, un visionario y, al mismo tiempo, un pionero. En las actividades laborales que ejerció para mantenerse a sí mismo y su familia (como profesor, periodista, literato y sociólogo), Ozanam mostró una mirada atenta a las cuestiones sociales. De hecho, podemos decir que la mirada de Ozanam estuvo «por encima de la media» porque él miraba muy por delante, mientras que la mayoría de la gente tenía una visión limitada y de corto plazo. No es de extrañar que fuera citado en varias encíclicas papales y documentos de la Iglesia que se ocupan de este asunto.

Ozanam era una persona insatisfecha ante las lacras sociales que asolaban a Europa en aquel momento. No aceptó que un país tan rico como Francia pudiera verse atacado por enfermedades tales como el cólera, debido a la falta de condiciones sanitarias e higiene. En las calles de los barrios pobres de París, bajo la amable dirección de Sor Rosalía Rendu, Ozanam y los otros fundadores se esmeraban en tratar de aliviar el sufrimiento de las personas que asistían que, además de sus propias debilidades humanas, también tenían que hacer frente a las condiciones deplorables de vida ante los débiles servicios públicos prestados a la población.

Como periodista y escritor, Ozanam denunció la terrible situación en la que vivía el pueblo necesitado de Francia a través de sus cartas, discursos, artículos y libros. También aprovechó los viajes que hacía a países vecinos para abordar la cuestión, con tristeza. En varias ocasiones, Ozanam utilizó la palabra «mal» para representar todo este desprecio de los gobernantes hacia los pobres, y lo combatía con vehemencia. Decía que era papel del sociólogo el «apuntar el mal, dejando en manos de las autoridades eliminarlo». De hecho, él usó la palabra «mal» para representar todo lo malo que afligía al pueblo, como «las enfermedades, los vicios, la ignorancia, el hambre, la mentira, la pereza humana y la política que busca intereses mezquinos».

Ozanam también repudió el egoísmo que, según él, era la causa principal de la pobreza humana. Se quejaba de que la gente era insensible e indiferente al sufrimiento de los demás. Esto le incomodaba sobremanera, y le angustiaba con desesperación. Ozanam sabía que, si superásemos la barrera del egoísmo y el individualismo, la transformación de la sociedad sería posible. Por eso soñaba, profetizaba y defendía la creación urgente de una «red global de la caridad» que podría ser la clave para superar los lamentos humanos. El ojo vigilante de Ozanam ante las cuestiones sociales fue el punto fuerte en el perfil de este hombre santo, especialmente desde la perspectiva de «los pequeños, los débiles y los olvidados», como él acostumbraba designar a las personas más necesitadas.

La cuestión de la riqueza y la pobreza también fue objeto de análisis sociológico por parte de Ozanam. Una vez, en una carta a un amigo Lallier, Ozanam le decía: «es una locura consumir los días acumulando lo que no ha de disfrutarse; es una locura asimismo amontonar para los hijos. Los hijos que ven formarse tras de sí un montón de oro se sienten fuertemente tentados a sentarse al pie, cruzándose de brazos. Prepararles una fortuna es, con frecuencia, invitarlos al pecado de pereza. Y, además, eso de los hijos no es a veces sino un respetable pretexto; levantad el velo y veréis el egoísmo, el egoísmo que encuentra en la propiedad un medio de extender y prolongar, en cierto sentido, la personalidad que se complace en rodearse con muchas cosas en el presente y dejar mucho tras de sí para el porvenir» (Carta a François Lallier, del 5 de noviembre de 1836). Este sentimiento de impotencia social afligía el corazón de Ozanam. No entendía por qué había tan pocas personas disponibles y con voluntad de resolver los problemas de los necesitados; por eso, usaba sus escritos, trabajos académicos, discursos, artículos y libros para difundir esta cultura integradora basada en los valores vicencianos y el mensaje de nuestro Señor Jesucristo.

Ozanam sabía muy bien diferenciar los conceptos sociológicos de «caridad» y de «filantropía», defendiendo la necesidad de mejorar la acción social de la Iglesia como elemento de enlace y progreso con las comunidades, en la defensa de los principios cristianos. En una ocasión se expresó sobre la omisión cristiana, que puede ser tan perjudicial como los males políticos y económicos que generan las desigualdades sociales: «La cuestión que divide a los hombres en nuestros días es una cuestión social, es decir, el saber quién va a ganar entre el espíritu egoísta y el espíritu de sacrificio; si la sociedad será tan sólo una gran explotación en provecho de los más fuertes, o bien la consagración de cada uno para el bien de todos. Hay muchos hombres que poseen demasiado y desean poseer aún más; pero hay muchos más que no poseen bastante, que no tienen nada, y esta lucha amenaza ser terrible: por un lado, el poder del oro, por el otro, el poder de la desesperación. Entre estos ejércitos enemigos deberíamos precipitarnos nosotros, sino para impedir, al menos para amortiguar el choque”.

Autor: Renato Lima, 16º presidente de la SSVP
Traducción del portugués: Francisco Javier Fernández Chento

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1 Comentario

  1. Encarnación Orden Mascuñán

    Gracias por darnos a conocer en mayor profundidad, aspectos de Ozanán que hoy están tan ausentes en nuestra sociedad.

    Responder

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