Cuando vamos a visitar a los pobres, hemos de identificarnos con ellos y compartir sus sufrimientos. Debemos tener la misma actitud que el gran apóstol que dijo «omnibus suma omnia factus», me hago todo a todos, tan completamente que las palabras del profeta no se apliquen a nosotros: «Sustinui qui simul mecum contristaretur, et non fuit», busqué a alguien que llorase conmigo en mis sufrimientos, pero no encontré a nadie. Debemos abrir nuestros corazones para que sean sensibles a los sufrimientos y miserias del prójimo. Debemos orar a Dios pidiendo un verdadero espíritu de misericordia, que es, en verdad, el espíritu de Dios. La Iglesia dice que la naturaleza de Dios es ser misericordioso y conferirnos este espíritu a nosotros. Pidan esta gracia a Dios, hermanos míos, para que nos dé este espíritu de compasión y misericordia, y para que nos llene con él de tal manera que, tan pronto como alguien vea a un misionero, inmediatamente piense: ahí va una persona llena de misericordia. Piensen por un momento lo mucho que nosotros mismos estamos necesitados de misericordia, nosotros que debemos ejercerla hacia los demás. Debemos llevar esta misericordia a todas partes, y soportarlo todo por el bien de la compasión. (Vicente de Paúl, Abelly, 3, 118).

El P. Richard Rock, C.M., Ministro de Campus de atletismo de la Universidad de St. John, nos envía esta sencilla reflexión:

Vicente no usó esta sentencia, pero definitivamente la demostró en su vida diaria. La frase es: «A la gente no le importa cuánto sabes, hasta que saben cuánto te preocupas». Las personas sintieron que Vicente se preocupaba y por eso la gente lo amaba, especialmente los pobres.

Hoy la gente, especialmente los pobres, puede distinguir cuándo alguien se preocupa. Lo ven en su expresión facial, su actitud y, sobre todo, lo saben especialmente si estás dispuesto a escucharles. Las personas no siempre buscan respuestas, a veces tan solo quieren personas que estén dispuestas a estar a su lado en los momentos de necesidad.

El P. Richard Rock, C.M., nativo de Nueva York e hijo adoptivo de Filadelfia, ha servido en primera línea de los esfuerzos vicencianos en el servicio a los pobres durante la mayor parte de su vida adulta. Nos acerca, de una manera sencilla y directa, a la oración y el ministerio. #RichEsVicente