La mayoría de los lectores de esta web habéis escuchado muchas historias de San Vicente; algunas son verdaderas, mientras que otras reflejan las formas de los primeros biógrafos.
Por un momento, me gustaría poner de un lado los problemas históricos y acercarme a algunos incidentes escogidos de la vida de Vicente, a través de la lente de un especie de reflexión teológica. Cuestionando la vida de Vicente sobre lo que puedo aprender.
Este punto de vista trata sobre la pregunta: «¿Qué puedo aprender de Vicente si miro mi vida, a través de la lente de sus experiencias?»
Permítaseme ofrecer un ejemplo muy rápido de lo que quiero decir.
J Patrick Murphy escribe en un folleto que verá pronto la luz, Mister Vincent [El señor Vicente]:
Vicente se dejó aconsejar por mentores, y escogió asesores reconocidos, como el P. Pierre de Bérulle o San Francisco de Sales. Vicente también se convirtió en mentor de otros y sacó lo mejor de ellos: Jean Jacques Olier, Santa Juana de Chantal y Santa Luisa de Marillac.
Lección: Los mentores marcan la diferencia. Confíate a uno bueno. Sé uno bueno.
J. Patrick Murphy está en lo cierto. Pocas veces he pensado en Vicente en términos de sus mentores. No sólo tuvo Vicente mentores, sino también fue agraciado con algunos de los mejores. No es este el lugar para detenerse en estos mentores de clase mundial en la vida de Vicente.
En cambio, me pregunto cómo pasaron a convertirse en sus mentores. Hay una sentencia que dice que cuando el alumno está listo aparece el maestro (al parecer, falsamente atribuida a Buda).
Esto me planteó la siguiente pregunta: «¿Estoy listo para ser tutelado?» ¿O estoy demasiado cómodo en mi etapa actual de crecimiento?
Al parecer, Vicente estaba listo. Entonces, ¿cómo aparecen los mentores? Sospecho que aparecieron porque Vicente era un buscador, sin descanso en busca de algo más.
Al principio, él pensó que «algo más» era una posición segura mediante la cual podría cuidar de sí mismo y de sus padres. Pero, al parecer, algo más le corroía.
Sospecho que aparecieron porque respondió a la gente que él intuía que estaban en el «camino correcto». Él los buscó, y los hizo participar en el diálogo.
¿Cuáles son las personas que conozco que están en el camino espiritualmente correcto? ¿Les busco para entrar en conversación con ellos? ¿Qué puedo aprender de ellos? ¿Reflexiono en el porqué y el cómo están ellos en el camino correcto?
Podría valer la pena pasar unos momentos pensando en la gente que admiras y lo que puedes aprender de ellos.
Pero Patrick Murphy también destaca que Vicente sacó lo mejor de los demás: sin duda, de Santa Luisa de Marillac, pero también de otros como Jean Jacques Olier, Santa Juana de Chantal, por no hablar de los primeros hombres que optan por caminar con él.
Esto también plantea algunas preguntas para mí. Un mentor es alguien que camina con los demás y escucha a los anhelos de sus corazones.
¿Con qué frecuencia dedico tiempo para escuchar el anhelo de los demás y caminar con ellos en su viaje personal?
Una lección que merece la pena repetir: Los mentores marcan la diferencia. Confíate a uno bueno. Sé uno bueno.
Si encuentras esta reflexión útil, podría convertirse en una serie de reflexiones sobre otros aspectos del viaje de Vincent. Avisadme bien dejando un comentario o en este enlace.
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