En un artículo reciente en Medium, de título «¿Qué mundo estamos construyendo?», Danah Boyd escribe:
Crecí en una pequeña ciudad de Pensilvania, donde me esforcé por encajar. Siendo una niña algo friki, me rebelé contra las dinámicas hipócritas de mi comunidad. Cuando tuve por primera vez acceso a Internet, antes incluso de que existiera la World Wide Web, me sentía como un niño en una tienda de dulces. A través de las primeras comunidades en línea, me encontré con personas que me abrieron los ojos a los problemas sociales y me ayudaron a apreciar las cosas que ni siquiera entendía. Mirando hacia atrás, pienso en Internet como mi salvador, porque las personas que conocí —los extraños que conocí— me ayudaron a tomar el camino en el que hoy estoy. Me enamoré de Internet como un portal hacia la sociedad compleja e interconectada en la que vivimos.
Merece la pena leer su exposición de las ganancias y pérdidas de una sociedad tecnificada. Los defensores de los pobres —como decimos ser nosotros, los miembros de la Familia Vicenciana— deben tomar nota de cómo estamos afectando a lo menos «privilegiados tecnológicamente» en nuestras sociedades. Dice Boyd:
Los datos son poder. Vemos cada vez más utilizar los datos para asegurar el poder sobre la gente. No debe de ser así, pero una de las cosas que he aprendido es que, sin control, las nuevas herramientas, casi siempre, dan el poder a los privilegiados a expensas de los que no lo son.
- ¿Qué mundo está ayudando a construir la Familia Vicenciana?
- ¿Consideras cómo asegurar el acceso a los más pobres?
- ¿El uso de la tecnología ayuda o perjudica a tu ministerio?
Lee el artículo completo aquí (en inglés).
0 comentarios