Evangelio y Vida

“Los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra” Prov 21, 1-6. 10-13; Sal 118,1-14; Lc 8, 19-21. El código genético cristiano no se hereda, como los ojos azules o de color de avellana. Ni por ser hijo de santa Mónica ni por descender de unos padres llenos de...

“Nadie enciende una lámpara y lo tapa con una vasija” Prov 3, 27-34; Sal 14, 2-5; Lc 8, 19-21. Más vale encender un fósforo que maldecir las tinieblas, dice el refrán. Y, ante el complejo de no pocos, que esconden su fe, es buena ocasión para proclamarla agradecidos....

Am 8, 4-7; Sal 112, 1-8; 1 Tm 2, 1-8; Lc 16, 1-13. "Callar por más tiempo no es prueba de moderación, sino muestra de cobardía, porque no hay menos peligro en callar siempre que en hablar de continuo”, decía san Hilario en su libro Contra Constancio, cuando aún este...

1 Cor15, 35-37. 42-49; Sal 55, 10-14; Lc 8, 4-17. “Salió el sembrador a sembrar su semilla…”. Salió entonces el sembrador por aldeas y ciudades. Salía a sembrar la buena semilla, la palabra de Dios. Y sale hoy por las provincias de de tu variada geografía. Y la sigue...

1 Cor 15, 12-20; Sal 16, 1-15; Lc 8, 1-3. “Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres…”. Nada lo dejó como estaba. Ni la imagen de Dios, ni la Ley, ni el sábado, ni el Templo, ni la relación con los pobres y pecadores, ni el concepto de autoridad, menos aún permitió la...

“Junto a la cruz de Jesús estaba su madre...”. Hbr 5, 7-9; Sal 30, 2-20; Jn 19, 25-27. María estuvo en la hora primera dándolo a luz para todos. Participó de una manera activa en la apertura de la vida pública de Jesús, e hizo que aquella cansina boda de Caná se...

Num 21, 4-9; Sal 77, 1-38; Jn 3, 13-17. El pasado 3 de mayo se celebraba en México la fiesta de la Santa Cruz, que se tiene hoy en los demás países. Aquel día tuve la suerte de celebrarla con un grupo de albañiles y sus arquitectos, y en el lugar de su trabajo. Entre...

“Joven, a ti te lo digo, levántate” 1 Cor 12, 12-14. 27-31; Sal 99, 2-5; Lc 17, 11-17. ¡Cuántas madres huérfanas de sus hijos! ¡Cuántas que los lloran porque se les perdieron en la droga, en otras adicciones, o en la absurda violencia o en la muerte, o desaparecidos!...

“No soy digno de que entres en mi casa” 1 Cor 12, 17-26. 33; Sal 39, 7-17; Lc 7, 1-10. Esta frase se recuerda todos los días antes de la comunión. Y, ¡qué apropiada! El centurión romano de Cafarnaún no estaba tuerto. Usaba sus dos ojos, el de la razón y el de la fe....