Al principio, los primeros miembros de la Sociedad de San Vicente de Paúl se organizaron para que cada uno tuviese a su cargo a una familia a la que ayudar.
A Federico se le confió una familia compuesta por una madre, que trabajaba sin cesar, con cinco hijos y un padre, que, como le decía ella, «diariamente, al llegar a casa de sus correrías completamente borracho, casi siempre nos pega a todos, a mí y a sus hijos».
Federico descubre que la pareja no está casada y, con el parecer favorable de la mujer, avisa a la justicia, para intentar liberarla de «ese yugo innoble y odioso».
Por medio de una colecta, consigue reunir los medios suficientes para que la mujer pueda regresar a su Bretaña natal, llevando consigo a los tres niños más pequeños. A los dos hijos mayores Federico les coloca en los talleres de la imprenta de Emmanuel Bailly, primer presidente de la Sociedad de San Vicente de Paúl.
Autor: Juan Manuel Gómez,
presidente de la SSVP.
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