Este es el cuarto trayecto del plan formativo destinado al estudio individual o en grupo, basado en el artículo «Profetismo del Carisma Vicenciano a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia» de Sor María Pilar López, H.C.
¡Hay dinamita en esta sección! Si las tres secciones anteriores eran fundamentales, esta sección es un desafío, especialmente para aquellos de nosotros que hemos estado más involucrados trabajando en el servicio directo.
Comienza con una declaración algo teórica.
«Otro rasgo característico del espíritu que San Vicente nos legó es que, además de percibir a los pobres como personas que tienen su dignidad y sus derechos, les debemos no piedad sino justicia». Ella cita a Vicente: “Los deberes de la justicia son preferibles a los de la caridad” (SVP ES VII, 525)
Con palabras que hacen eco a las del Papa Francisco, que nos insta a «despertar al mundo», continúa: «Cuando funda las Caridades, la Congregación de la Misión, las Hijas de la Caridad lo hace para concienciar a sacerdotes y laicos de que a Dios se le ama o se le traiciona en los pobres».
Señala cómo «su pensamiento y su llevarlo a la realidad, chocaba con lo que la sociedad ‘biempensante’ creía y vivía». San Vicente intervino directa e indirectamente en la política.
Aunque su vocación personal era evangelizar a los pobres, en un intento por ser fiel a su vocación intervino para obtener el bienestar de los pobres que estaban condenados y morían de hambre.
Lo que fue inaudito durante la época de San Vicente, hoy se ha convertido en parte del magisterio de la Iglesia.
Estar silencio, ante una situación injusta, implica que uno tolera y permite que tal injusticia continúe. Es, pues, una forma pasiva de participar en una injusticia.
Pero Vicente no sólo miró hacia afuera. También miró hacia adentro. Así lo escribe:
«El sentido de la justicia que tenía San Vicente, le lleva a prever la protección social de los empleados, algo inaudito en aquel tiempo”.
Tres siglos antes de que existiese la Seguridad Social, Vicente escribe a un Superior de la Congregación: “Si pueden ustedes pagarle a su criado el salario de los cuatro meses de enfermedad, así como los gastos de medicinas y del médico, creo que convendrá que le paguen, ya que se trata de un hombre pobre y un buen servidor» (SVP ES VI, 84)
A continuación, dedica algún tiempo a reflexionar sobre estas preguntas, mientras ves la presentación de diapositivas que se encuentra a continuación:
- ¿Con qué frecuencia pensamos en nuestras «obligaciones» para con los pobres?
- ¿Por qué hay quien piensa que no es vicentiano el tomar partido y hablar públicamente?
- ¿Somos conscientes de nuestras obligaciones con quienes empleamos?
¡Hasta la próxima semana!
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Esperamos que hayan disfrutado de esta colaboración, uniéndose a las fuerzas de la
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