“Feliz la que ha creído”

Sof 3, 14-18; Sal 32; Lc 1, 39-45.

Podemos decir que hoy en el evangelio se da una “segunda anunciación” en la que el Espíritu Santo lleva a Isabel a reconocer en María a la Madre de su Señor. Estas dos mujeres están viviendo y compartiendo una experiencia única, el mayor secreto que Dios puede comunicar a los hombres. María no se queda sola en su casa a contemplar y saborear aquella impresionante noticia. De modo que para ir en ayuda de su oprima Isabel.

Isabel, por su parte, anuncia, inspirada por el Espíritu, una gran verdad: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Toda una lección la que aquellas dos mujeres nos dejan. Creer no es solo profesar un credo, rezado en día domingo. Cuando se cree de verdad se comienza a experimentar y saborear el amor, las bondades y maravillas que Dios nos regala cada día. Un anticipo de la verdadera felicidad.

¿Cómo es mi fe y como la manifiesto en la vida? Mi relación con los demás, mi comportamiento siendo justo, honesto, caritativo es la mejor expresión de una fe vida. Y aún en las pruebas sabré en todo momento que Dios está a mi lado, como lo estuvo al lado de María y de Isabel.

María, Madre mía, ayúdame a imitarte hoy en el servicio y entrega a los demás.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: María Elena Camacho, de la Sociedad de San Vicente de Paúl