¡Cuánto trabajo para elaborar un cirio!
Saboreemos el mensaje de un cirio que, siglo tras siglo, ha ido anunciando con voz exultante que CRISTO VIVE. Esa fuente de luz y calor, elaborado a base del esfuerzo comunitario de miles de abejas, preside muchas noches pascuales, invitándonos a zambullirnos en las aguas claras de la gracia.
El pregón Pascual resuena exultante en la Iglesia desde el siglo IV. Su letra trasciende la rica simbología para adentrarnos en el misterio salvífico del Resucitado. La cera del cirio, repartiendo generosidad en forma de luz y calor, nos recuerda las palabras de Jesús cuando decía: “yo soy la luz del mundo, quien me sigue, no caminará en tinieblas”. Y la luz tiene tal fuerza, “que no se puede esconder debajo de celemín: ha de estar en alto para que alumbre a todos los de la casa”.
Y todos, somos la IGLESIA llamada a colaborar. Así lo expresaba el Papa Benet XVI en la Pascua del 2012.
«El gran himno del Exultet, que el diácono canta al comienzo de la liturgia de Pascua, nos hace notar, muy calladamente, un detalle más. Nos recuerda que este objeto, el cirio, se debe principalmente a la labor de las abejas. Así, toda la creación entra en juego. En el cirio, la creación se convierte en portadora de luz. Pero también hay una referencia implícita a la Iglesia. La cooperación de la comunidad viva de los fieles en la Iglesia es algo parecido al trabajo de las abejas. Construye la comunidad de la luz.
Podemos ver así también en el cirio una referencia a nosotros y a nuestra comunión en la comunidad de la Iglesia, que existe para que la luz de Cristo pueda iluminar al mundo».
En esta noche de gracia, acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza, que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas. AMÉN
Estamos de fiesta mayor… Nos felicitamos y os felicitamos porque CRISTO VIVE.
Equipo de Comunicación Hijas de la Caridad – España Este.
Fuente: https://www.hijascaridadee.org/
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