“La paz les dejo, mi paz les doy”

Hech 14, 19-28; Sal 144; Jn 14, 27-31.

Todos aspiramos a la paz, tanto en el mundo como en nuestro corazón. La paz interior es la serenidad gozosa que experimenta el que obra bien a los ojos de Dios; la paz de Cristo está muy relacionada con la buena conciencia y la satisfacción de hacer al prójimo el máximo bien posible.

Esa paz fue la que buscó y practicó Santa Luisa de Marillac, modelo de mujer excelente, gran colaboradora de San Vicente de Paúl, a quien celebramos hoy los miembros de Familia Vicentina. Desde su juventud Santa Luisa caminó en busca de lo que Dios quería de su vida, y cuando oyó su voz le entregó su vida en el servicio de los hermanos más necesitados. Ella respondió escogiendo la vida de Jesús crucificado como modelo para su vida. La humildad, la sencillez y la caridad serán el fuego que ardió en su vida y su servicio, el cual realizó en comunidad “para mejor servir a los pobres”; y al fundar, con San Vicente de Paúl, la Compañía de las Hijas de la Caridad Santa Luisa respondía a la llamada de Cristo a través del sufrimiento de los pobres y respondió sirviéndolo en ellos.

Oremos para que su semilla siga viva y dando fruto en abundancia.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Luz María Ramírez González, Sociedad de San Vicente de Paúl, León, Gto., México.