Federico Ozanam: La realidad de un sueño

Carlos Lafarga Campomanes
22 abril, 2023

Federico Ozanam: La realidad de un sueño

por | Abr 22, 2023 | Formación, Reflexiones, Sociedad de San Vicente de Paúl | 0 Comentarios

Pequeña reseña biográfica

Nace el 23 de abril de 1813 en Milán, muere en Marsella el 9 de septiembre de 1853. Sus padres, Juan Antonio, médico y María Nantas, de familia comerciante de sedas.

Se traslada a París como estudiante de leyes, aunque su verdadera vocación es la literatura. El 23 de abril de 1833, día en que cumple 20 años, funda, junto a un grupo de estudiantes, la primera Conferencia de Caridad, germen de la Sociedad de San Vicente de Paúl.

En 1841 se casa con Amelia Soulacroix. De este matrimonio nace María, su única hija. Se doctora en Derecho y en Letras. Su vida es una entrega total a la Iglesia desde la Sociedad de San Vicente de Paúl.

En agosto de 1997 fue beatificado por el Papa San Juan Pablo II, en la Basílica de Notre Dame en París, en el marco de la JMJ. Este año 2017, se cumplen 20 años.

En Paris. La Sorbona

Ozanam llega a París y defiende como joven católico ante los ataques del profesorado en la Universidad de la Sorbona. Lugar en el que Ozanam estudió leyes y que, años más tarde, se convertiría en su centro de trabajo, ejerciendo como profesor primero en la Facultad de Letras y, posteriormente, en la Cátedra de Lenguas Extranjeras.

Compromiso social

Ozanam supo aplicar sentido y acción a su disconformidad haciendo realidad los sueños y buscando un cambio social positivo.

Junto a sus más cercanos amigos, Ozanam participa de las denominadas Conferencias de Historia, foros abiertos a los jóvenes estudiantes en los que compartían sus inquietudes y opiniones sobre filosofía, literatura, economía, geografía e historia.

Durante una de estas reuniones se dieron cuenta que no daban respuestas directas a las necesidades y en conversación con su amigo Le Taillandier, comentaron: “..Dejémonos de discursos bonitos. No hablemos tanto de caridad. Vayamos a los pobres!”.

Nace la Sociedad San Vicente de Paúl

La Sociedad de San Vicente de Paúl, surge aquí de un grupo de siete jóvenes que deciden pasar a la acción ante las situaciones de pobreza, como dijo Federico:

Socorriendo al pobre como lo haría Jesucristo y poniendo nuestra fe bajo las alas protectoras de la caridad”. Toman por patronos a la Virgen Inmaculada y a San Vicente de Paúl.

Federico, escribe de San Vicente: “Un santo patrono es un modelo. Es necesario esforzarse para actuar y realizar las obras como él mismo las realizó. Tomar como modelo a Jesucristo como él lo hizo. Es un apoyo en la tierra y un protector en el cielo, a quien se le debe un doble culto de imitación y de invocación”.

Tras unos inicios de acciones caritativas por su cuenta, se acercan a Sor Rosalía Rendú, Hija de la Caridad, que les instruye en la práctica de la caridad organizada.

Este “grupo fundacional”, el que Ozanam fue el principal fundador en 1833, con tan sólo 20 años, fue la semilla de lo que hoy día es una institución que se conforma en grupos llamados Conferencias, con presencia en 151 países, 800.000 socios, más de 1.500.000 de colaboradores y que ayuda a más de 32.000.000 de personas en todo el mundo.

Su visión de la limosna, la que humilla y la que honra

Ozanam piensa que la cercanía es la que propicia el cambio regenerador en la persona atendida.

Describe dos tipos de limosna, “la que humilla al atendido y la que le honra” definiendo la primera como la puramente asistencial, “cuando no se preocupa más que de los sufrimientos de la carne, el grito del hambre y del frío, lo que da lástima, lo que se asiste hasta en los animales… La asistencia humilla cuando no hay reciprocidad”.

Y la segunda, la que honra, como la que “toma a la persona en su parte superior, se ocupa, en primer lugar, del alma, de su educación religiosa, moral y política, de todo lo que le hace libre y lo que le puede hacer grande… Entonces la asistencia se hace honrosa, puesto que puede convertirse en algo mutuo, ya que todo hombre que da una palabra, un parecer, un apretón de manos, un consuelo hoy, puede tener necesidad de eso mismo mañana”.

Precursor de la Doctrina Social de la Iglesia

Por lo tanto, Ozanam considera la atención integral a la persona necesitada desde la igualdad y desde el ejercicio de humildad de saberse también pobre.

San Juan Pablo II, en la homilía de su beatificación en 1997 reafirmó que Ozanam es un precursor de la doctrina social de la Iglesia. Fue el Papa León XIII quien desarrolló algunos años después su pensamiento en la encíclica “Rerum novarum”.

Y añadió: “Ozanam comprendió que la caridad debe impulsar a trabajar para corregir las injusticias. La caridad y la justicia están unidas”. Asimismo el santo Padre dijo que él mismo participó como consocio en una Conferencia, cuando era joven.

La justicia social y la caridad

Es importante puntualizar que Federico distingue entre el término justicia, que lo contempla desde un planteamiento más cercano a lo humano, y el término caridad, que observa desde la fe.

Para él la búsqueda de la justicia social es un deber que debería estar plasmado en todas las sociedades y culturas, pero, ante las limitaciones humanas, es la caridad, apoyada fuertemente en Dios, en lo que él denomina “la búsqueda de la Verdad”, la que debe arropar estas limitaciones que inundan de desigualdad las relaciones sociales: “El orden de la sociedad reposa en dos virtudes: justicia y caridad. Pero la justicia supone mucho amor; hace falta amar mucho para respetar los derechos, que lindan con los nuestros, y la libertad que molesta la nuestra. Sin embargo, la justicia tiene sus límites; la caridad no los conoce”.

Federico defendía, la igualdad desde la democracia “los derechos naturales del hombre y de las familias” y la importancia de la “libertad de las personas, la palabra, la propiedad privada, la enseñanza, la asociación y el culto”.

Promoción social y educación, como lucha contra la pobreza

Su amor al prójimo, le ayuda en su visión de la promoción social. Ya en 1848 imagina los comedores sociales para la formación. “Vais a abrir al pueblo de París un número de lugares públicos donde se calienten los pobres. Es una medida de beneficencia, pero, ¿aprovecharéis este privilegio para ocuparlos honorablemente, para instruirlos, para devolverles a sus casas más ilustrados y mejores?”

También predice la necesidad de dotar medios a la enseñanza, sabedor de que la reinserción de las familias más humildes pasa por la formación, rompiendo la cadena de la pobreza: “Aunque el hijo del obrero después de tres años salga laureado de la escuela cristiana, su educación no está terminada. Quisiera seguirle con un maestro de aprendizaje, abrir escuelas nocturnas, dominicales, e inaugurar en los barrios de París tantos Centros de Artes y Oficios, tantas Sorbonas populares como fueran necesarias..”

Iniciador de la teología del laicado

Uno de los legados fundamentales que nos deja Ozanam y que es una característica dentro de las Conferencias, es la importancia del papel del laico en la Iglesia.

Comenta que “el seglar se encuentra asociado al sacerdote en la obra de la redención universal” apostando por una participación activa en la Iglesia que se mueve al son de los corazones laicos.

De hecho, la Sociedad de San Vicente de Paúl, desde sus orígenes, está pensada por y para el laico, para su santificación, para el que desea vivir su fe ayudando a los más necesitados:

Escribe el Padre José María Román, C.M: “Ozanam fue el iniciador de la teología del laicado…”. Un siglo después, el Concilio Vaticano II diría que: “los seglares deben completar el testimonio de su vida con el testimonio de la palabra”.

La imitación a San Vicente de Paúl, el contacto directo con las personas que sufren, hicieron consciente a Federico como laico que era, de la importancia de servirles en esperanza cristiana.

Católicos y vida pública. Precursor de la Democracia Cristiana

Su visión “profética” sobre la universalidad de la Iglesia y el papel crucial del laico en la misma no es el único pensamiento en el que Ozanam se anticipa a sus tiempos.

También fue capaz de vislumbrar la problemática de la pobreza de forma globalizada, afirmando que “la caridad no puede ser totalmente asumida por el Estado porque es más grande que él”, siendo consciente que la pobreza es un fracaso de toda la humanidad.

La constatación de las desigualdades es para Ozanam motivo más que justificado para la intervención social de los católicos; para él, debemos tomar un papel mediador dentro de la sociedad en que vivimos. Este papel debe complementarse con la presencia pública de los católicos en los medios de comunicación y en la vida pública.

En 1848 fundó con otros el periódico “L´Ere Nouvelle” y el movimiento demócrata cristiano que surgió de esta inquietud, se denominó “Partido de la Confianza”. Se defendía: la justicia social, la libertad política y religiosa, la propiedad privada, así como la familia como base de la sociedad.

Conclusión

 Federico fue de la preocupación a la acción, materializando en proyectos concretos su sueño encaminado hacia una sociedad mejor, más libre, más justa socialmente, más cristiana.

Nos exhorta, como discípulo que es de San Vicente de Paúl, a que nuestra caridad no se quede en una mera obra de beneficencia, sino de moralización cristiana, que sea la que nos conduzca a “la búsqueda de la verdad”, contemplando a Jesucristo sufriente en la persona del pobre.

Su sueño era el de “abrazar al mundo en una red de caridad”, de este sueño nace y se expande la Sociedad San Vicente de Paúl que sirve en esperanza por todo el mundo desde hace más de 184 años.

Autor: Carlos Lafarga Campomanes
Responsable de Comunicación de la SSVP y consocio de la Conferencia Nª Sra. del Amparo de Madrid.
Madrid, enero de 2017. En el 400 Aniversario del Carisma Vicenciano.

 

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