“¿Creen que puedo hacer esto?”

Is 29, 17-24; Sal 26; Mt 9, 27-31.

Hoy encontramos un precioso ejemplo de fe en dos hombres que están ciegos de los ojos, más no del corazón, porque fueron capaces de intuir que Jesús era el único que les podía devolver su dignidad.

¿Quién está más propenso a pedirle favores a Dios? Evidentemente quien no tiene más opciones. Todos pasamos por situaciones en las que no tenemos otra alternativa más que rogarle a Dios, aunque no todos lo hacemos. Así podemos ver que son los pobres quienes más cerca están de Dios, acaso por no tener otro recurso más que implorar al Hijo de David como llaman a Jesús estos ciegos.

Entonces… ¿Qué debemos hacer en las dificultades que irremediablemente llegarán? Pues pedirle a gritos a Dios que nos devuelva la vista, porque es necesario “mirar” que, frente a nosotros, existe un camino lleno de obstáculos que nos conduce hacia un más allá de eternidad.

Sin embargo, muchos caminamos a ciegas, viviendo como si nunca fuésemos a morir; pero irremediablemente ese día llegará. Ojalá que no solo nuestros ojos sino, sobre todo, nuestro corazón se abra en esta vida para seguir a Jesús mientras estamos vivos. Y él, en recompensa, nos regale la vida eterna.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Alonso Palafox Tejeda