Entrevista: Salud mental y juventud, ¿qué hacer?
Los jóvenes en general han vivido momentos difíciles, muchos retos, exigencias y problemas de salud. Para orientar a los consocios y consocias de la Sociedad de San Vicente de Paúl en este contexto de tantas dificultades, la Comisión de Juventud del Consejo Nacional de Brasil conversó con la psicóloga y consocia Débora Cristina Silva Rosario, para ayudarnos a entender la situación y trabajar mejor con la Juventud Vicentina y nuestros Maestros y Señores los pobres.
Débora, de 34 años, es presidenta de la Conferencia Nossa Senhora Aparecida, en la ciudad de Nova Lima/MG, vicepresidenta del Consejo Particular Santa Efigênia, vinculada al Consejo Central Nossa Senhora do Pilar, miembro del Departamento Misionero del Consejo Metropolitano de Belo Horizonte, analista de Recursos Humanos y también sirve en la Red de Afecto del Consejo Nacional.
La realidad de los jóvenes de hoy es muy diferente a la de los jóvenes de hace unos años. Todo ha cambiado, muchos jóvenes sufren crisis de ansiedad, depresión, síndrome de pánico y también desarrollan trastornos alimentarios, adicciones —como por ejemplo al teléfono móvil— y otros problemas diversos. ¿Cómo les ha afectado la pandemia de la Covid-19 y cómo ha contribuido a esta situación?
Vivimos hoy en un mundo cada vez más globalizado y, en consecuencia, más volátil y atemporal. Lo que antes tardaba 50 o 100 años en llegar a todo el mundo, ahora se produce en unos días, horas o incluso minutos, dependiendo de lo que se trate.
Esto hace que cambien las habilidades necesarias para tratar toda la información.
Hablando específicamente de la juventud, varios temas se han convertido en pauta, varios valores han sido cuestionados. La Inteligencia Emocional y la resiliencia son quizás las habilidades más necesarias en la actualidad. Pero a menudo, los jóvenes no han tenido la oportunidad o el tiempo de desarrollarlas.
La pandemia actuó como un catalizador de todo esto, «obligando» al aislamiento a todo el mundo. Somos seres sociales y estar aislados, sin aviso previo, durante tanto tiempo, ha favorecido la manifestación de todos nuestros monstruos interiores.
Además de la pandemia, los jóvenes han sufrido varios traumas y problemas, entre ellos la falta de acceso a la educación durante un largo período, la separación de los padres, el abandono, la falta de atención, el acoso, la violencia y muchos otros. ¿Cuál es el impacto psicológico para esta generación con tantos traumas? ¿Cómo puede afectar esto a la humanidad?
La pandemia nos ha llevado a un lugar desconocido para muchos de nosotros. Todos los demás problemas, la sociedad los experimenta con el tiempo, pero nunca antes se había hablado tanto de la depresión, los síndromes de pánico y los trastornos de ansiedad.
Hay que tener siempre presente, por supuesto, que si hay un trauma o un dolor hay que resignificarlo, atenderlo, sin juicios, sin prejuicios, sin dudas. Recordando que los jóvenes son parte del presente y del futuro, tenemos que ayudarles a resignificar el trauma y a seguir adelante. Ampliar la resiliencia será de gran ayuda para los nuevos dolores y problemas que seguramente surgirán en los próximos años. En caso de duda sobre lo que hay que hacer, siempre hay que remitir al joven a un profesional.
¿Cuál es la importancia de la atención a la salud mental en este proceso que vive la Juventud? ¿A quién hay que buscar en este momento de dificultad?
Abordar este tema con cariño es esencial para mantener a las personas presentes, sanas y activas. Siempre deben buscar ayuda profesional: psicólogo o psiquiatra.
Mucha gente tiene dudas sobre el papel del psicólogo y piensa que puede sustituirlo por una conversación en un bar. Además, mucha gente piensa que un psiquiatra es cosa de locos. ¿Cuál es la función de cada uno de estos profesionales y cuándo puede una persona pedirles ayuda?
Todo el mundo necesita tener amigos con los que pueda contar, algo que incluso leemos en la Biblia: quien ha encontrado un amigo, ha encontrado un tesoro. Pero no hay que confundir sus funciones. Si tienes un problema de corazón, aunque consideres el consejo de un amigo, irás a un cardiólogo, si te rompes el pie irás a un ortopedista, lo mismo debería ocurrir con los problemas mentales.
El psicólogo es el que ayudará a la persona a resignificar las emociones, los traumas, los dolores y todo lo que necesite para ser eficaz en la vida de la persona.
Cuando la mente está enferma, toda la parte química del cerebro se altera y el psiquiatra es el profesional que, si es necesario, recetará la medicación para estos ajustes.
¿Cuál será el reto de la Sociedad de San Vicente de Paúl ante esta realidad a la que se enfrentan los jóvenes?
Permanecer receptivos, acogiendo, escuchando, dando cabida a nuevas iniciativas y realidades. En general, la juventud actual es una generación que se queda donde siente que los objetivos son claros y tienen sentido para ellos.
Si la promoción de los pobres está en el centro de las actividades vicentinas y damos cabida a nuevas formas de hacerlo, por supuesto, de forma ordenada y organizada, como quería Ozanam, los jóvenes con vocación de servicio a los pobres se quedarán.
¿Cómo podemos los vicentinos ayudar a los jóvenes asistidos que tienen un problema de salud mental?
El primer paso es mirar sin juzgar, entendiendo que todos los sentimientos deben ser acogidos. Todos los vicentinos deben conocer bien los recursos sociales de los derechos de los ciudadanos en la región donde trabajan para orientar a las familias en este sentido. Todo ciudadano tiene derecho a la salud y a la salud mental. Se necesita un acompañamiento multidisciplinar: psicólogo, psiquiatra y cualquier otro profesional necesario. Guiar, encaminar y apoyar.
¿Cómo podemos los vicentinos ayudar a nuestros jóvenes, niños y adolescentes a afrontar este momento y sentirse aceptados por la Sociedad de San Vicente de Paúl?
La SSVP debe ser un lugar para todos, sin distinción. Cuando Ozanam fundó la SSVP, soñaba con una red de amigos, y un amigo es aquel en quien podemos confiar, que nos apoya, nos da soporte, nos guía, ayudándonos a encontrar el mejor camino. Prestar verdadera atención a las personas que nos rodean, ofrecerles ayuda. Un ejemplo práctico es presentar la Red de Afecto a alguien que la necesita.
¿Cómo puede la Red de Afecto ayudar a los jóvenes que necesitan de cuidados?
La Red de Afecto está formada por psicólogos de todo Brasil, que dan parte de su tiempo para la atención profesional a los necesitados: niños, adolescentes, jóvenes y adultos sin distinción. Estamos dispuestos a ayudar sin juzgar, de forma confidencial y, si es necesario, derivando a otros profesionales y a la red asistencial más cercana.
Deja un mensaje para ese joven que está leyendo esto y ha perdido la esperanza, o para ese vicentino que está intentando ayudar a un joven que tanto lo necesita.
Aceptar nuestras vulnerabilidades no nos hace débiles. Por el contrario, nos convierte en auténticos seres humanos con más fuerza para afrontar los retos porque sólo cuando miramos a la cara nuestros miedos y limitaciones podemos superarlos. Así que no tengas miedo de pedir ayuda y de ofrecerla. A veces, una mano tendida, un estímulo, es todo lo que necesita una persona para poder dar el primer paso o un paso más para encontrarse a sí misma.
Fuente: http://www.ssvpbrasil.org.br/
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