¿Hay alguien que escuche?
¿Quién está escuchando?
- El mundo se pregunta a quién escucha Putin.
- La gente en Ucrania se pregunta si el mundo está escuchando sus gritos.
- Los estados conservadores se preguntan si los estados progresistas están escuchando… y viceversa.
- Los católicos de cierta edad se preguntan si los más jóvenes tienen fe.
- Los pobres se preguntan quién escucha sus clamores por las necesidades vitales.
- Los padres no creen que sus hijos compartan sus valores.
- Los jóvenes no creen que se les escuche.
No creo que sea necesario documentar nada de lo anterior.
Escuchar es algo más que esperar la oportunidad de responder o rebatir al otro.
¿Qué es escuchar?
Todo esto vino a mi mente cuando redescubrí las palabras de Henri Nouwen:
«Escuchar es mucho más que permitir que el otro hable mientras espera la oportunidad de responder… La belleza de escuchar es que, los que son escuchados, empiecen a sentirse aceptados, empiecen a tomarse sus palabras más en serio y a descubrir su propio y verdadero yo. Escuchar es una forma de hospitalidad espiritual por la que se invita a los extraños a convertirse en amigos».
El papa Francisco advierte sobre el peligro de insonorizar nuestros corazones. En una homilía, Francisco preguntó:
“[En la Iglesia], ¿cómo estamos con la escucha?
¿Cómo va “el oído” de nuestro corazón?
¿Permitimos a las personas que se expresen, que caminen en la fe aun cuando tengan recorridos de vida difíciles, que contribuyan a la vida de la comunidad sin que se les pongan trabas, sin que sean rechazadas o juzgadas? […]
No insonoricemos el corazón».
Santa Misa de apertura del Sínodo sobre la sinodalidad (10 de octubre de 2021)
¿Estoy escuchando?
Las investigaciones demuestran que sólo un 10% de nosotros escucha con eficacia.
Tal vez deberíamos preguntarnos: «¿Cuán bueno soy escuchando?»
Antes de escuchar a los demás, tal vez tengamos que escuchar lo que nosotros mismos decimos… o no decimos.
Hay un tipo de escucha que se llama «escuchar con el tercer oído». Así pensaba Theodor Reik, un terapeuta pionero a mediados del siglo pasado. Instó a escuchar las capas más profundas del significado para espigar lo que no se ha dicho.
No puedes escuchar lo que hay en el corazón de otra persona si has insonorizado tu corazón con tus propias certezas. Es lo contrario de escuchar.
«¡Oh, pero yo no he insonorizado mi corazón!» ¿De verdad? Las investigaciones demuestran que sólo un 10% de nosotros escucha con eficacia. Si quieres saber si has insonorizado tu corazón, hay algunos indicadores que deberían servirte de ayuda.
A menudo pensamos que estamos escuchando, pero en realidad estamos pensando en cómo intervenir para contar nuestra propia historia, ofrecer un consejo o incluso emitir un juicio; es decir, no escuchamos para comprender, sino para responder.
Cómo ser un mejor oyente
Escuchar lo que se dice… o no se dice… especialmente en las conversaciones difíciles. ¿Te sentirías cómodo utilizando las siguientes expresiones?
- «Te agradezco mucho que estés dispuesto a discutir esto».
- «Vamos a aclarar…»
- «Me parece bien que hablemos de ello, siempre que después juguemos a las cartas».
- «Quiero que hablemos aunque las cosas no se resuelvan».
- «Veamos en qué podemos ponernos de acuerdo».
- «Gracias por ayudarme a entender de dónde vienes.»
- «Algo no me parece bien. Hablemos de ello. ¿Ahora estaría bien?»
- «Ya has hablado de esto antes, pero quiero entenderlo de verdad».
Esta no es ni mucho menos la mejor ni la más completa lista.
Pero estas y otras preguntas similares hacen que la conversación continúe.
¿Sabías que Jesús está documentado formulando 339 preguntas?
Escuchar nuestras propias conversaciones políticas… o ministeriales
- ¿Qué afirmaciones utilizas raramente?
- ¿Estás dispuesto a comprometerte a utilizar algunas de ellas con más frecuencia?
- Presta atención a cómo se desarrolla la conversación cuando las utilizas.
Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk
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