Evangelio y Vida para el 6 de febrero de 2022
“Dejaron todo y lo siguieron”
Is 6, 1-8; Sal 138; 1 Cor 15, 1-11; Lc 5, 1-11.
Este evangelio de hoy muestra la sed de escuchar a Jesucristo, Palabra de Dios, que tiene la multitud. Algo que también se da hoy: ¿cuánta gente busca a Dios en cisternas equivocadas? Y es que Jesús sabe que tarde o temprano ha de volver al Padre, así que necesita apóstoles que sepan “escuchar”. Fíjate en un detalle, nadie invitó a Jesús a subir a la barca. Los pescadores estaban lavando y guardando sus redes y es Jesús quien se sube a la barca de Simón y le pide que se aparte de la orilla. Luego les manda echar de nuevo las redes para pescar.
Lo interesante es que, a pesar de todo, ellos escuchan a Jesús. Dejan lo que están haciendo para obedecer con prontitud. Y aunque exponen sus temores, terminan obedeciendo. Los resultados son asombrosos, tan increíbles, que necesitan la ayuda de otros pescadores.
La escucha de la Palabra, cuando es verdadera y profunda, nos hace reconocer la grandeza de Dios y la pobreza nuestra. Eso le pasa a Simón: “Señor, apártate de mí porque soy pecador”. ¿Quién puede sentirse grande y poderoso de frente a Dios? Sólo quien tiene ojos y no ve, tiene oídos y no oye. Pero quien ve y oye se da cuenta que no puede seguir siendo egoísta, cerrado sobre sí mismo. Su corazón se vuelve de carne, aunque haya sido duro como la piedra. Ahí emerge la respuesta, la profunda decisión de seguir a Cristo, de convertir la vida en un sí permanente a la Palabra de Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Aarón Gutiérrez Nava C.M.
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