Los hispanos no somos racistas

Víctor Martell
12 septiembre, 2021

Los hispanos no somos racistas

por | Sep 12, 2021 | Formación, Víctor Martell | 0 Comentarios

Recientemente he visto algunos partidos de distintos clubes  de Futbol (Balón pie), celebrados en Europa, como aficionado que soy a este deporte vi un letrero de la FIFA que decía “Di no al racismo”. Yo creo que el mensaje iba dirigido a Europa, donde los jugadores de origen africano que militan con éxito en esos países son motivo de acosos verbales y físicos.

La historia de América Latina ha tenido sus propias instancias de racismo e intolerancia, algo que se ha ido superando a través de los años, no obstante muchas veces es tomado por los políticos para ganar adeptos, como en Venezuela que Hugo Chávez,  jugó su carta étnica al inventar que Simón Bolívar era afroamericano.

Como cubano de nacimiento recuerdo que yo nací en Cienfuegos y nunca lo vi, pero siempre me dijeron que los negros tenían que pasear en el parque central por afuera, porque el centro era para blancos exclusivamente, en los tiempos de la colonia. Mi personal experiencia es muy distinta recuerdo que mi padre se crio con un negro adoptado por mi abuela y cuando yo nací le decíamos tío y era parte de nuestra familia. En Cuba negros y blancos eran una misma raza, sin embargo después de la revolución Castrista se ha querido mencionar que en Cuba había discriminación, como dije antes los políticos engañan a la ciudadanía con esas manifestaciones y crean un verdadero racismo aduciendo que eran de las clases pobres, una gran mentira, porque conocí en Cuba familias negras muy ricas y prestigiosos  intelectuales, con grandes posiciones, egresados de la Universidad.

En México recuerdo que el autor estadounidense John Reed que cabalgo al lado de Pancho Villa en 1913, destacó que los mexicanos parecían poco preocupados por el color de la piel (en contraste con los Estados Unidos de su época que eran muy furiosamente racistas). Quiero recordarles un dato: Evo Morales es el primer presidente indígena en la historia de Sudamérica, pero México tuvo ya un presidente indígena (nada menos que Benito Juárez, figura paralela a Lincoln)  entre 1858 y 1872. Además la estadística no miente de todos los presidente mexicanos, solo tres fueron “criollos” los demás fueron mestizos.

Las catástrofes demográficas de las poblaciones indígenas en toda América Latina en los siglos XVI y XVII, provocada por las epidemias hasta entonces desconocidas en América y que trajeron acá desde Europa los españoles, contribuyo a una gran inmigración forzada de negros desde África y que fue distribuida por millones en todos los países. Este asentamiento de negros los cuales venían como esclavos y que tenían que trabajar en difíciles condiciones, pero también es verdad, que muchos después podían comprar su libertad o sencillamente una gran corriente libertaria hizo que en muchos países se fuera aboliendo esa esclavitud y esos negros pasaban a ser parte de nuestra ciudadanía y casarse con nativas blancas o españolas dando lugar a nuestro mestizaje; pero en casi todas nuestras constituciones se les ofreció igualdad y libertad.

El contraste histórico con Estados Unidos es obvio. Por ejemplo en Mount Vermont, en el siglo XVIII. George Washington ocultaba a su amante negra. En Carolina del Norte, a fines del siglo XX, el racista senador Strom Thurmond mantuvo a la suya como un secreto de Estado. En los países de América esas uniones libres entre todas las razas poblaron nuestros países sin diferencias de etnias raciales. Recuerden que los negros en los Estados Unidos tuvieron vedado su ingreso a las grandes ligas de béisbol hasta 1947, en nuestros países se recibían como héroes.

América Latina fue un puerto de abrigo y libertad desde fines del siglo XIX, para quienes, en otros países sufrían hambre y persecución. Así vinieron libaneses, palestinos, italianos, españoles, judíos, y chinos aunque con ellos en algunos países fueron maltratados en las primeras décadas del siglo XX, utilizándolos en las construcciones de ferrocarriles y trabajos agrícolas.

La tradición de América Latina siempre ha sido de brazos abiertos para  todas las étnicas raciales, desde los negros que fueron impuestos por la esclavitud, hasta los inmigrantes de todas las razas, los cuales han convivido, han recibido la naturalización se han casado y sus hijos son ciudadanos con los mismos privilegios. Nuestra América Latina ha sido y seguirá siendo el verdadero “melting pot” y esto es una gran lección a los Estados Unidos y a Europa, para ellos si les viene muy bien el famoso letrero que enarbolo la FIFA en la Mundial de Futbol, por favor, “Digan no al racismo”.

Por Víctor Martell 

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