Esta pandemia que nos ha azotado fuertemente y que se ha llevado a vidas valiosas ha hecho que nuestro voluntariado vicentino se llene de gloria, porque han sabido tener el coraje la mayoría de estar al frente de las distintas ramas de nuestra familia vicentina.

Son muchas las anécdotas de grandes episodios de amor por los desvalidos que han engrandecido nuestra Iglesia Católica, comenzando por las Hermanas de la Caridad, esas monjas llenas de valor que sin importarles el contagio han seguido dando ayuda a los enfermos que cuidan  en muchos hospitales del mundo.

En Miami, por hablar del área que más conozco, hay que ver como en ningún momento la Sociedad de San Vicente de Paúl a través de sus Conferencias ha parado de dar bolsas de comida a los más necesitados, además de visitarlos en sus casas. Desde Broward hasta los Cayos, a pesar de la caída de muchos de nuestros guerreros, enfermados por el virus, y otros porque su mucha edad no les permite hacerlo, no han desmayado y  siguen  en pie de lucha.

En muchas de las conferencias diseminadas por todas las iglesias se ha seguido visitando a los necesitados, prodigándoles ayuda. El South West de Miami, los hermanos del South Florida Food Bank ayudan a mas de mil  familias con bolsas de comida; en el North West, la conferencia de Radio Paz, aun sin tener el respaldo de ninguna iglesia, sigue ayudando a más de ciento veinte familias cada quince días con bolsas de comida en un barrio bien pobre. Y así podemos citarlas  a todas, por ejemplo en Hialeah los hermanos de la conferencia de St. John de Apostle también entregan bolsas de comida y pudiéramos hacer una lista interminable de hombres y mujeres de distintas conferencias que dedican su tiempo en la ayuda en esta crisis que estamos padeciendo sin importarles el caer con el virus.

Perdonen pero no me canso de alabar a estos soldados católicos, llenos de fe,  que llevan el mensaje de Jesucristo a todos los hogares, sin importarles el credo de los que ayudan, ellos solamente ven en el prójimo en necesidad, la figura de Jesucristo y envueltos en su bendición van en busca de sus amos: “Los Pobres”.

Felicidades hermanos, ustedes van camino a la Santidad.

Víctor Martell