“Unos dicen que eres Juan Bautista”

1 Pe 5, 1-4; Sal 22; Mt 16, 13-19.

Decir eso de Jesús era darle a Jesús un gran reconocimiento, compararlo con Juan a quien hasta Herodes respetaba (aunque terminó asesinándolo), era decir mucho.

Lo mismo era compararlo con dos de los grandes profetas del pueblo de Israel: Elías y Jeremías, o con cualquiera de los profetas, era decir muchísimo, darle una gran importancia.

Muy bien, eso es lo que dice la gente, pero Jesús quiere que nosotros, que cada uno de nosotros le reconozcamos a él desde la experiencia de nuestra vida, desde el trato que hemos tenido con él. ¿Qué tanto conozco a Jesús? ¿Qué puedo decir de él desde mi cercanía, desde un conocimiento no teórico, sino leyendo mi corazón? ¿Quién es Jesús para mí?

Es momento de contestar. Pedro dio su respuesta inspirada por el Padre; los apóstoles también, de alguna manera, respondieron.

¿Y tú y yo? ¿Quién decimos que es Jesús?

“En ti nuestros padres esperaron, esperaron y tú los liberabas. A ti clamaban y quedaban libres, su espera puesta en ti no fue fallida” (Sal 22).

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Gilberto Velarde Osuna