Evangelio y Vida para el 16 de marzo de 2020
2 Re 5, 1-15; Sal 41 y 42; Lc 4, 24-30.
Jesús no ha sido enviado sólo a los judíos
Seguramente te ha pasado alguna vez que intentas ayudar a resolver un problema y los más cercanos a ti rechazan tu ayuda, tu propuesta. Bueno, a Jesús le pasó también, y tenía de dos: o quedarse con esa sensación de soledad e incomprensión, o descubrir que su misión era ir más allá, abriendo ese amor que lo habitaba por encima de las fronteras de sus orígenes. Jesús eligió ir más allá.
Con la explicación que da Jesús sobre la misión de los grandes profetas Elías y Eliseo, quiere hacer notar que Dios ha ofrecido la salvación a todos, y eso le causa críticas por parte de los suyos; sin embargo, Jesús es consciente de que el Dios que lo habita es un Dios universal, no el Dios de una tribu, de un clan.
Más allá de invitarnos a romper con nuestras raíces, este pasaje del evangelio quiere que descubramos que nuestra vida es un don que alcanza mucho más allá de los límites familiares. La tentación nuestra es vivir una vida despreocupada en el seno de nuestros orígenes, ahí nos sentimos cómodos, pero esa comodidad es simulada, lo decisivo es ir hacia Dios abiertos a descubrir que él nos envía a cualquier destino.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Diác. Félix Armando González M. C.M.
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