Evangelio y Vida para el 29 de marzo de 2018
Ex 12, 1-8. 11-14; Sal 115; 1 Cor 11, 23-26; Jn 13, 1-15.
“Si no me dejas que te lave, no tendrás parte en mí”
El gesto que ha usado Jesús de lavar los pies a sus discípulos, le sirve para explicarles cómo debe ser el trato entre ellos. Cuando ha terminado les pregunta: “¿comprenden lo que acabo de hacer?” No ha sido sencillo el aprendizaje, a menudo han discutido quién de ellos es el más importante, van calculando sus méritos y con ello su posible recompensa.
“Lavar los pies” es una especie de alianza, un sello que no deben olvidar los amigos del Señor. Entre los que dominan al mundo el trato es de influencias y privilegios; entre los que acogen a Dios como su Señor, el trato es de disponibilidad y de amor.
Inicialmente Pedro no ha querido que el Señor le lave los pies, quizá habría sido diferente su respuesta si otro de los discípulos intentara hacerlo. Pero quien toma la iniciativa es el Maestro, y eso desconcierta la lógica social establecida por el poder y la dominación.
En adelante, el signo que nos identificará como auténticos discípulos del Señor, será estar dispuestos a lavar los pies de nuestro hermano.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Emmanuel Velázquez Mireles, cm
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