Misión de vacaciones en Ecuador
Dios es muy bueno y pone personas especiales en nuestras vidas. Así que todo lo que nos permite experimentar es algo por lo que debemos estar agradecidos. Es con este sentimiento que comparto con ustedes lo que estoy llamando la «Misión de Vacaciones en Ecuador».
Ecuador, país sudamericano que limita al norte con Colombia, al este y sur con Perú y al oeste con el Océano Pacífico, cuya capital es San Francisco de Quito. Sus habitantes hablan español (94% de la población) y lenguas tradicionales. El país es de renta media, con un índice de desarrollo humano (IDH) de 0,740 (2022), puntuación considerada alta por Naciones Unidas. La moneda es el dólar estadounidense, que sustituyó al sucre en 1998. La Congregación de la Misión está presente en el país con aproximadamente 20 miembros, sirviendo en diferentes frentes misioneras: formación, parroquias y escuelas. Más información en: www.colegiosanvicentedepaul.edu.ec
Habiendo estado en contacto con los cohermanos de allí desde que era seminarista, tuve la oportunidad de visitarlos in situ durante mis vacaciones. La misión en el país es exigente, pero gratificante. Pude aprender mucho de ellos y también dar un poco de mí al pueblo andino.
El 15 de julio de 2024 llegué al país y fui recibido en el aeropuerto de Quito por el padre Jesús Celi, quien me llevó por el centro histórico de la capital ecuatoriana, donde pudimos visitar una serie de iglesias, museos y casas religiosas (jesuitas, franciscanos, carmelitas, etc.), donde además de rezar pude comprobar la riqueza artística, sacra y cultural que allí se conserva. Me gustaría destacar especialmente la Basílica neogótica del Voto Nacional del Sagrado Corazón de Jesús, un lugar que nos transporta al cielo. Este templo fue construido para conmemorar la consagración del Estado ecuatoriano al Sagrado Corazón de Jesús, celebrada durante la presidencia de Gabriel García Moreno en 1873. Tiene 115 metros de altura y consta de 24 capillas interiores que representan a las provincias de Ecuador. Los ecuatorianos tienen una curiosa devoción a la Virgen de los Dolores, cuya imagen puede verse en los altares de prácticamente todas las iglesias, debido al Prodigio de la Virgen Dolorosa que tuvo lugar el 20 de abril de 1906, cuando los alumnos internos del Colegio San Gabriel de Quito contemplaron a la Virgen abriendo y cerrando los ojos durante aproximadamente 15 minutos; así como devoción a los Santos del Ecuador: San Hermano Miguel, Santa Marianita de Jesús, Santa Narcisa de Jesús y la Beata Mercedes de Jesús Molina. Ese mismo día, por la tarde, fuimos recibidos por el formador, P. Carlos Mendes, y los estudiantes, David, Ignacio y Jaime, en el Seminario San Vicente de Paúl, donde también se encuentra la Parroquia de la Medalla Milagrosa, cuyo párroco es el P. José Luís.
Al día siguiente, el 16, visitamos el Teleférico de Quito, desde donde se divisa toda la capital y las montañas volcánicas que la rodean. Desde allí fuimos a encontrarnos con el P. Max Reyes, Visitador Provincial, quien nos mostró la escuela que está siendo renovada y ampliada y nos invitó a almorzar. Por la tarde, fuimos a Imantag, donde el P. Jesús es vicario del párroco, el P. Bladimir Andrade. Allí, llegamos a tiempo para presidir la misa de pasaje de etapa de la catequesis, que el P. Jesús concelebró. Fue gratificante estar con esas personas, especialmente los indígenas, que animaron la misa con cuentos en su lengua nativa, el quinche. Al final, entregamos los certificados a los catequizados, la cruz misionera y administramos una bendición con aspersión a todos los presentes.
El día 17, los cohermanos me regalaron un sueño hecho realidad: peregrinar al Santuario de la Virgen de Las Lajas en Ipiales, Colombia. Sus orígenes se remontan a 1754, cuando la imagen de la Virgen del Rosario fue descubierta por una indígena llamada María Mueses junto a Rosa, su hija; Al verse sorprendidas por una tormenta, María y su hija buscaron refugio a la orilla del camino entre los huecos formados por las rocas planas y las inmensas lajas naturales que caracterizan esta zona del cañón del río. Para sorpresa de su madre, la niña, que hasta ese momento se consideraba sorda, llamó su atención diciendo: «Mami, la mestiza me llama…» mostrando el cuadro que ciertamente había sido iluminado de forma sugerente por el rayo. Una vez comunicado el prodigio a la Iglesia, se dijo misa en el lugar y se construyó en sucesivas etapas el maravilloso santuario, tal como lo vemos hoy, con piedras grises y franjas blancas, mimetizándose con el entorno local, sobre una especie de puente que domina el río Guaritara y la ladera. El lugar cuenta con una cripta y un museo. El edificio principal consta de tres naves, donde se puede ver una pared de piedra natural de la garganta del cañón y en la nave central hay una imagen de la Virgen del Rosario, pintada por un autor desconocido sobre una losa de piedra. Allí nos confesamos y tuvimos la oportunidad de obtener indulgencias plenarias con motivo del Año Santo Mariano local.
Cabe destacar que, incluso antes de llegar al santuario descrito, tuvimos la suerte de visitar a la familia del joven de JMV Paulo VI, Pablo, que se encuentra en Brasil cursando sus estudios. La familia nos acogió muy bien y nos preparó platos típicos de la zona. Por nuestra parte, bendecimos las casas de sus padres y abuelos, a petición de Pablo, y la familia nos llevó a ver el impresionante Santuario de la Virgen de la Paz, que, como el de Las Lajas, está en un cañón y sobre un río, otra obra de arte de Dios y del hombre que bien merece una peregrinación.
El día 18 visitamos los pueblos cercanos a Imantag: Otavalo, Ituntaqui y Cuicocha, en la primera visitamos una feria de productos artesanales, en la segunda saboreamos el Cuy, manjar culinario local elaborado con presa, maíz, papas y hortalizas, y en la tercera visitamos la laguna de Cuicocha, que se cierne a más de 3.000 metros de altura sobre el cráter de un volcán sorprendentemente activo. El agua de la laguna, supuestamente fría por naturaleza debido a su altura, está considerablemente templada y en los paseos en barca que se atreven a hacer los más valientes se puede ver el burbujeo del agua. Después de las 15h, de regreso a la Parroquia de Nuestra Señora de la Presentación, en Imantag, nos unimos al Padre Bladimir para confesar a los niños, jóvenes y sus familias, que también recibirían los sacramentos de la Primera Eucaristía o de la Confirmación el fin de semana siguiente. El día terminó con la Adoración y Bendición del Santísimo Sacramento y la Eucaristía, presidida por el P. Jesús y concelebrada por mí.
Al día siguiente, 19, era hora de regresar a Quito y volar a Brasil. El Padre Jesús, con su amabilidad y acogida ejemplar, continuó llevándome en coche todo lo que el tiempo le permitía. Quería que visitáramos otras partes del país, aguas termales, la costa o incluso la región amazónica, pero el tiempo apremiaba, pero aun así pudimos disfrutar de la cascada de Peguche, el zoológico de Guayllabamba, concluyendo con la visita al Santuario Nacional de la Virgen de El Quinche. El Quinche es un pequeño pueblo en las laderas heladas de los Andes. Entre tantas manifestaciones de devoción mariana en ese país, la de Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche ha sido la más notable, valiéndole el título de Patrona del Ecuador desde su coronación el 20 de junio de 1943 en Quito. El templo, dedicado a la Virgen, tiene una hermosa estructura, modelo alemán, creada por el misionero vicentino P. Pedro Humberto Brüning, quien también construyó más de 100 iglesias en el país.
Una vez en Quito, nos reunimos con otras ramas de la familia vicentina: las Juventudes Marianas Vicentinas, las Hijas de la Caridad y la Sociedad de San Vicente de Paúl. Fueron reuniones informales durante las actividades normales del fin de semana. Por supuesto, hubo una actividad extra, ya que la parroquia de la Medalla Milagrosa celebró su asamblea parroquial anual el sábado 20. En la mañana del día 20, tuve el placer de compartir con los estudiantes el tema: Ser Sacerdote en San Vicente de Paúl, cuya fuente, el P. Corpus, nos había hecho profundizar en el tema, en el recién terminado Máster en Vicencianismo. Por la tarde del mismo día, fuimos a la Mitad del Mundo, punto por donde pasa la línea ecuatorial, aunque la creencia popular dice que sólo hay dos puntos exactamente en el ecuador: el sitio arqueológico de Catequilla y el Reloj de Sol de Quitsato. Terminamos la velada con el famoso «canelazo», bebida caliente a base de zumo de naranja y canela, a los pies de la Virgen Alada del Apocalipsis, que, desde lo alto de la gélida colina del Panecillo, mira hacia la basílica del Sagrado Corazón de su Hijo como contemplándole a Él y a la ciudad de Quito, de la que es patrona.
El domingo 20 dice dos misas, la de las 7 de la mañana y la de las 9 de la mañana en la parroquia de la Medalla Milagrosa, porque los sacerdotes de allí se habían ido a celebrar a otro lugar. Después de las misas, pedí la bendición de Dios para dos coches y algunos fieles que se habían acercado al sacerdote. A continuación, P. Carlos y los estudiantes me acompañaron al aeropuerto internacional Mariscal Sucre.
Fue una experiencia positiva y vale la pena repetirla. Espero que otros misioneros y yo tengamos más oportunidades similares a ésta y que sigamos creciendo en el servicio a los pobres y en la fraternidad entre las provincias de la Congregación de la Misión.
P. Cleber Teodosio, CM.
Fuente: https://clefabio.blogspot.com/
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