”Si quieres puedes sanarme”

Lev 13, 1-2. 44-46; Sal 31; 1 Cor 10, 31-11, 1; Mc 1, 40-45.

Siempre me ha parecido un poco tramposa la manera en que este hombre leproso le pide a Jesús un milagro: “Si quieres, puedes sanarme”.

¿Para qué lado se podía hacer Jesús? Este hombre, postrado ante él en señal de fe y de veneración, de alguna manera le está diciendo: “Yo sé que puedes hacerlo porque el poder de Dios se manifiesta en tus acciones, y tus palabras realizan lo que pronuncian, como las palabras del Creador al inicio de los tiempos. Sé que te duele el dolor de nosotros, los pequeños, los pobres, los rechazados. Sé que te indigna el injusto aislamiento en que nos tienen a los leprosos y el rechazo que provocamos en todos. Sé que tu corazón es sensible y bondadoso. Así que basta con que lo quieras y mi cuerpo quedará limpio y mi vida será transformada”.

No conocemos tu nombre, querido leproso, pero sabemos que eras un hombre no solo abierto a la acción de Dios, sino también muy inteligente. ¿Qué otra cosa podía hacer Jesús ante tu profesión de fe y confianza? Solo podía responder de la manera que lo hizo: ¡Claro que lo quiero! ¡Claro que me duele tu enfermedad y tu injusto aislamiento! ¡Claro que lo puedo hacer si tú lo crees! ¡Queda limpio!

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón Soltero C.M.