Empatía o Simpatía
En reciente reunión de nuestra Confraternidad, compartíamos sobre los últimos acontecimientos sociales en Guatemala y de nuestro involucramiento como vicentinos. En este caso, he visto la presencia de las Hijas de la Caridad, apoyando con la alimentación y participación en el plantón ante el Ministerio Público; así como de la participación de un Sacerdote de la Congregación de la Misión, en una Concelebración Eucarística.
Con esta participación, me surgen interrogantes ¿Dónde están los que son la voz de los que no tienen voz? Ante un pueblo que sufre los atropellos de un gobierno que se está volviendo autoritario. Ante la exigencia de un pueblo que reclama la defensa de la Democracia. Ante un pueblo que exige el respeto de los Recursos Naturales. Ante un pueblo que exige el respeto a la vida, una vida digna. ¿Será que todos los enunciados de San Vicente de Paúl han quedado como eso, simples enunciados? O porque suena bonito decir que soy vicentino(a) y acudo a las reuniones para aparecer en la foto, pero no soy capaz de ensuciarme los zapatos para conocer la realidad del pueblo que acude a la Plaza a exigir sus derechos. Entonces, continúan mis interrogantes, como vicentinos ¿Empatizamos o Simpatizamos con nuestro prójimo?
De acuerdo con las definiciones de Oxford Languajes:
Simpatía es un sentimiento, generalmente instintivo, de afecto o inclinación hacia una persona o hacia su actitud o comportamiento que provoca encontrar agradable su presencia, desear que las cosas le salgan bien… (desde mi casa viendo los acontecimientos)
Empatía es la participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella, generalmente en los sentimientos de otra persona… (a la par del pueblo que sufre y exige).
Todos tenemos la libertad de estar en cualquiera de las dos posiciones, pero recordé una no muy antigua fábula leída en internet titulada: “El ratón y la ratonera”
Un ratón, mirando por un agujero en la pared ve a un granjero y a su esposa abriendo un paquete. Pensó más tarde ¿qué tipo de comida podía haber allí? Quedó aterrorizado cuando descubrió que era… ¡una ratonera! Fue corriendo al patio de la granja a advertir a todos: “¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa!” La gallina que estaba cacareando y escarbando, carecía por completo de empatía y levantando la cabeza dijo: “Discúlpeme Sr. Ratón, yo entiendo que es un gran problema para usted, más no me perjudica en nada, no me incomoda.” El ratón fue hasta el cordero y le dice: “¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera!” “Discúlpeme Sr. Ratón, más no hay nada que yo pueda hacer, a no ser orar. Quede tranquilo que el señor será recordado en mis oraciones.” El ratón se dirigió entonces a la vaca. “¿Qué, Sr. Ratón? ¿Una ratonera? ¿Pero acaso estoy en peligro? ¡Pienso que no!” Entonces el ratón volvió para la casa, cabizbajo y abatido, para encarar a la ratonera del granjero. Aquella noche se oyó un gran barullo, como el de una ratonera atrapando su víctima. La mujer del granjero corrió para ver lo que había atrapado. En la oscuridad, ella no vio que la ratonera atrapó la cola de una cobra venenosa. La cobra mordió a la mujer. El granjero la llevó inmediatamente al hospital. Ella volvió con fiebre. Todo el mundo sabe que, para alimentar a alguien con fiebre, nada mejor que una sopa. El granjero agarró su cuchillo y fue a buscar el ingrediente principal: la gallina. Como la enfermedad de la mujer continuaba, los amigos y vecinos fueron a visitarla. Para alimentarlos, el granjero mató el cordero. La mujer no mejoró y acabó muriendo. Mucha gente fue al funeral. El granjero entonces sacrificó la vaca para alimentar a todo el pueblo.
La próxima vez que oigas decir que alguien está delante de un problema y creas que el problema no merece tu atención, acuérdate que, cuando hay una ratonera en la casa, toda la hacienda corre riesgo.
Así que, ante las dificultades de mi prójimo ¿Estoy siendo Simpático o Empático?
Si quieres ser parte de la Confraternidad de Vicentinos en La Frontera/Diáspora puedes escribir al correo irecruz@gmail.com
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