Los recuerdos mantienen vivas las relaciones
¡Aviso! Esta reflexión vicentina puede evocar recuerdos y emociones.
¿Qué muerte te ha afectado más? Para algunos será un miembro de la familia: madre, padre, hermana, hermano, hijo, tía o tío. Puede haber sido un amigo de la infancia, un mentor, cualquiera que haya marcado tu vida.
Todos hemos experimentado más de una pérdida de este tipo. Una parte de nosotros murió con esa persona. Afrontamos esta pérdida de muchas maneras.
En esta reflexión te invito a explorar algunas de las formas en que nuestros recuerdos nos ayudan a entender la petición de Jesús de que «hagamos esto en memoria mía».
Mantener vivas las relaciones
Cuando alguien ha muerto, ¿alguna vez…
- has releído cartas o visto fotografías?
- has colocado su foto en un lugar visible?
- has atesorado o conservado algún recuerdo?
- has hecho en su honor algo que ellos harían?
- has hablado con otras personas que echan de menos a esa persona?
- has visitado lugares que te recuerdan a esa persona?
- has visitado su tumba?
Son formas de forjar conexiones continuas con la vida de la persona que amamos y mantener un vínculo permanente. La lista es interminable.
Queremos recordar. Buscamos «vínculos continuos» en lugar de intentar «olvidar».
Haced esto en memoria mía
Jesús comprendió claramente nuestra necesidad humana de continuar las relaciones. Comprendió nuestra necesidad de estar con alguien que nos conoce tal como somos y nos sigue amando.
Jesús no fue sólo un maestro de un modo de vida ético. Él fue quien nos mostró lo que es el amor incondicional. Jesús nos ama a todos y cada uno de nosotros, antes y ahora. Cuando entregó su vida por nosotros no fue para satisfacer a un Dios exigente, sino para mostrarnos cómo era el amor incondicional.
El amor de Jesús nos mostró cómo transformar el más horrendo de los sufrimientos, la humillación y la muerte clavado en una cruz. En su resurrección nos mostró que, para los que creen, la vida no se acaba, sino que cambia. Y, que «ni ojo vio ni oído oyó lo que es la plenitud eterna de la vida en Dios».
No cabe duda de que el trato con Jesús transformó a las personas. Al sentir su amor, literalmente soltaban sus «redes» para estar con él… y querían estar siempre con él. Sin embargo, tardaron en comprender lo radical que era su amor. Jesús murió para enseñarnos que, del mismo modo que nos amaba y nos perdonaba, quería que nos amáramos a nosotros mismos y los unos a los otros.
Por eso nos dejó el último memorial de una familia reunida para celebrar el amor. Nos dijo muy explícitamente que quería que amáramos con un amor de «lavatorio de pies». «¿Comprendéis lo que he hecho?». Pues amaos los unos a los otros como yo os he amado.
Los católicos creemos y rezamos en una misa funeral: «¡La vida cambia, no se acaba!». La Eucaristía nos llama a cambiar nuestra vida hoy.
Renovación eucarística
El año pasado, los obispos estadounidenses pidieron un proceso de renovación eucarística de tres años. Me preocupa que, en la práctica, pueda centrarse demasiado en un asentimiento meramente intelectual a la doctrina.
Espero que establezcamos la conexión con nuestro deseo innato de mantener viva nuestra relación con Jesús de una manera nueva.
Para empezar, personalmente creo que el clero podría ayudar siendo mejores modelos de «rezar» la Eucaristía que de «decir» Misa. Y eso nos llevará a todos a rezar lo que decimos en lugar de limitarnos a decir o escuchar palabras. Por ejemplo, oremos en lugar de limitarnos a decir/escuchar palabras como que estas ofrendas se conviertan para nosotros en el Cuerpo de Cristo.
Mantener vivo el recuerdo de Jesús…
- ¿Creo en el amor real de Jesús por mí y por mis hermanos y hermanas?
- ¿He «rezado» alguna vez con las plegarias eucarísticas?
- ¿Puedo moldear mi vida según el recuerdo que nos dejó cuando nos … «Haced esto en memoria mía»?
(PD También podríamos pensar en cómo mantienen vivo su recuerdo no sólo nuestras liturgias, sino también nuestros santuarios, reliquias y sacramentales).
Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk
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