Anecdotario vicenciano: La Milagrosa y la bandera de la Unión Europea
En 1949 se convocó en Estrasburgo un concurso de ideas para una bandera común. Entre los múltiples bocetos, 101 concretamente, ganó Arséne Heitz, un pintor local no muy conocido.
Heitz, ya muy anciano, desveló en 1989 que su diseño estuvo inspirado en las visiones de la Inmaculada Concepción que tuvo Catalina Labouré, Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl, en el París de 1830. Así plasmó las doce estrellas que se citan en la corona de la Virgen (recogido de Ap. 12.) y, de fondo, el azul de su manto. “Tuve la idea de hacer una bandera azul sobre la que se destacaran las doce estrellas de la Medalla Milagrosa de Rue du Bac de París”.
El encargo de la Virgen a esta santa fue acuñar y difundir una medalla en la que estuvieran las doce estrellas citadas en el Apocalipsis y la invocación: «¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!».
Heitz comentó que, por prudencia, nunca quiso desvelar el misterio, por sospechar que su diseño fuera rechazado. Tuvo sus dificultades, puesto que el jurado no entendía el porqué de las doce estrellas si eran sólo seis Estados. Heitz tuvo que convencerles que doce era un número de plenitud, y que no se debía modificar el número de estrellas aunque aumentaran los Estados. Lo que no sabía el jurado es que Heitz llevaba entonces, colgada al cuello, la Medalla Milagrosa.
Curiosamente, el cruce de agendas de los consejeros hizo que oficialmente la bandera de la nueva Europa se proclamara el 8 de diciembre de 1955. ¡Día de la Inmaculada Concepción! Para unos, casualidad, para otros, el signo distinto de «otra» realidad.
Por cierto, recordar que la Inmaculada Concepción nada tiene que ver con la virginidad de María, la Inmaculada Concepción es una creencia desde los primeros siglos del cristianismo y se refiere a que María nació sin pecado original. Se proclamó dogma, por Pio IX, el 8 de diciembre de 1854, al año de morir Federico Ozanam.
Autor: Juan Manuel Gómez,
presidente de la SSVP .
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