“Algunos granos dieron el ciento por uno”

Ex 1, 1-5. 9-15; Sal 77; Mt, 13, 1-9.

La escena que nos relata el libro del éxodo es dolorosa, pero vislumbra actitudes muy humanas cuando la dificultad llega y de manera especial cuando hemos perdido las seguridades de las que disfrutábamos, aun cuando eso nos haga apostar nuestra libertad. Este pueblo que va en camino huyendo de la esclavitud no ha encontrado la libertad profunda, han salido de la opresión egipcia, pero con la añoranza de lo que disfrutaban de manera superficial.

Dios no abandona a pesar de las infidelidades y es mise- ricordioso, sigue escuchando las quejas de los hijos de Israel y sigue respondiéndoles, “para que sepan que Yo soy el Señor su Dios” pero aún les hace falta la perseverancia en la confianza en Dios.

En el evangelio encontramos las parábolas que muestran la fuerza misteriosa del Reino de Dios. Un Reino que va, creciendo con la participación de muchos. Tanto en la primera lectura como en el evangelio vemos a un Dios de dialogo, a un Dios de encuentro que siempre aparece esplendido, aunque la humanidad no sea merecedora de aquello que Dios ofrece.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Alonso Nuñez Escobedo C.M., formador en el Seminario de Cd. Granja, Jal.