¿Tiene el Libro Guinness de los Récords un premio a la conversación más larga y extensa del mundo? Si lo tuviera, probablemente destacaría al Papa Francisco como el líder de debate más significativo de la historia.

En 2019, el Papa Francisco puso en marcha un proceso de tres años para explorar lo que está en la mente y en el corazón de 1.300 millones de católicos. ¡La logística de semejante conversación deja perplejo a cualquiera!

Perspectiva

El papa Francisco sigue los pasos de san Juan XXIII. Hace más de 60 años, el Papa Bueno Juan sorprendió al mundo. Convocó a casi 3.000 obispos para un debate sobre la Iglesia en el mundo moderno. Acuñó una palabra que a la gente de entonces le costaba entender. «Aggiornamento» se tradujo aproximadamente como «Actualización».

Hace bastante más de un siglo, el papa León XIII intentó que los católicos de todo el mundo afrontaran «las cosas nuevas» (Rerum Novarum) que estaban sucediendo a finales del siglo XIX.

Todos estos esfuerzos tienen sus raíces en el Primer Concilio de Jerusalén, unos 30 años después de la Resurrección de Jesús. Ya se enfrentaron a cuestiones controvertidas sobre las leyes dietéticas arraigadas en la santa ley de Moisés. ¿Tenía la gente que hacerse judía antes de hacerse cristiana? ¿Cómo debían aceptar los líderes religiosos a estos seguidores de esta «nueva» forma de ser el pueblo de Dios?

De vuelta al futuro actual

La consigna «lo nuevo» se convirtió en «Agorniamento» a mediados del siglo XX. Hoy oímos «Sinodalidad».

El mundo de hoy ya no se divide claramente en cultura judía o griega. Hemos experimentado un crecimiento sin precedentes desde la época de la Revolución Industrial. La era digital ha traído consigo cambios inimaginables incluso hace sólo 20 años.

Creo que lo que el Papa Francisco nos pide hoy podría resumirse en «Pararse – Mirar – Escuchar».

Han surgido nuevas preguntas.

Debemos reflexionar más profundamente sobre la frase de Jesús de no echar vino nuevo en odres viejos.

¿Cómo diría hoy Pablo… no hay judío ni griego, hombre ni mujer, esclavo ni libre? Aprendió por las malas que los que él creía que se apartaban de la santa ley de Moisés estaban cumpliendo el significado más profundo de «¡Yo seré tu Dios y tú mi pueblo!».

Volvamos a lo básico

San Vicente estaba en lo correcto cuando se comprometió a seguir a Jesús.

Dios nos mostró en Jesús que nos perdona incluso cuando sometemos a su hijo a una muerte espantosa.

Vicente rechazó calladamente el rigorismo de su tiempo.

Vio cómo la piedad individual de su tiempo parecía ignorar que Jesús mismo dijo que debíamos preocuparnos especialmente por los más pequeños de nuestros hermanos y hermanas.

¿Qué quiso decir Jesús cuando, después de lavar los pies a sus seguidores, les preguntó señaladamente: «¿Comprendéis lo que he hecho?». «Haced esto en memoria mía… ¡Lavaos los pies unos a otros!».

A Vicente le gustaba decir amemos a Dios, pero que sea con el esfuerzo de nuestros brazos y el sudor de nuestra frente. Vivía diciendo: «Todo lo que hagáis al más pequeño, a mí me lo hacéis».

¿Significa eso adorar sólo con los que se parecen a nosotros, hablar en el arameo de la Última Cena?

Vicente dio prioridad a la activación de los laicos de su tiempo.

El Papa Francisco nos ve en un punto de inflexión

Nos pide que nos detengamos, miremos y escuchemos lo que significan hoy las palabras de Jesús.

El manual oficial de este debate mundial ofrece más de 30 preguntas para explorar y quién debe sentarse a la mesa.

Por supuesto, cada uno de nosotros tiene sus preguntas candentes y piensa que ya conoce las respuestas.

¡Pero quizá el Espíritu Santo tenga una visión más amplia!

¿Tenemos la valentía de ver qué preguntas puede que no estemos haciendo y a quién no se está escuchando?

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk