“Jesús les respondió: La obra de Dios es que crean en quien él ha enviado”

Hch 6, 8-15; Sal 118; Jn 6, 22-29.

El hombre busca la plenitud, la propia realización, busca la felicidad. Para alcanzarla recorre muchos caminos, hace grandes sacrificios, y quien busca, encuentra y quien persevera, alcanza. A veces nos podemos equivocar de camino o buscar la felicidad en lugares donde jamás la encontraremos, pero no importan las muchas veces que nos equivoquemos, porque al final, si seguimos, podremos alcanzar lo que tanto hemos anhelado.

El hombre es un peregrino. En los peregrinajes podemos encontrarnos con lugares hermosos, personas excelentes, días tranquilos o también con días lluviosos, lugares solitarios o personas desagradables. Hay días buenos y días que no lo son; días en los que tenemos todos los ánimos y días que no queremos mover ni un dedo. Pero hay que seguir caminando, no podemos quedarnos anclados, hay que ver hacia adelante y poner todo el empeño.

La vida del cristiano está motivada por el deseo de encontrarse con Jesús; es Él la última esperanza y el deseo de nuestro corazón. Por eso no importa cuánto haya que caminar o sufrir, porque hay una meta y una esperanza. Jesús lo es todo; la razón de nuestro existir.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Laica colaboradora de la Parroquia Medalla Milagrosa de Narvarte, ciudad de México