Evangelio y Vida para el 20 de abril de 2023
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna”
Hch 5, 27-33; Sal 33; Jn 3, 31-36.
Ya en esta vida nosotros participamos de la resurrección de Cristo. Si es verdad que Jesús nos resucitará al final de los tiempos, es también verdad que, en un aspecto, ya estamos resucitados con Él. La Vida Eterna comienza con nuestra vida aquí, que camina hacia aquel momento de la resurrección final. ¡Ya estamos resucitados! De hecho, mediante el Bautismo, estamos insertos en la muerte y resurrección de Cristo y participamos de una vida nueva, es decir, la vida del Resucitado.
Por tanto, en la espera de este último día, tenemos en nosotros una semilla de resurrección, como anticipo de la resurrección plena que recibiremos en herencia. Por eso también el cuerpo de cada uno es resonancia de eternidad y, por tanto, ha de ser respetado siempre y, sobre todo, debe ser respetada y amada la vida de todos los que sufren, para que sientan la cercanía del Reino de Dios, de esa condición de vida eterna hacia la que caminamos. Este pensamiento nos da esperanza. Estamos en camino hacia la resurrección. Y este es nuestro destino.” (Papa Francisco, 4 de diciembre de 2013).
“La vida eterna no es una ilusión, sino una poderosa realidad que nos llama y compromete a perseverar en la fe y en el amor”. (Papa Francisco, 30 de noviembre de 2015).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Laica colaboradora de la Parroquia Medalla Milagrosa de Narvarte, ciudad de México
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