Evangelio y Vida para el 26 de enero de 2023
“¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero?”
2Tim 1, 1-8; Sal 95; Mc 4, 21-25.
No, un candil no se enciende para ser cubierto. El candil que ilumina nuestra vida, sobre todo en esas noches oscuras en las que tarde o temprano nos encontramos, es la Palabra del Señor. Semejante a un faro que marca el rumbo de nuestra navecilla para no naufragar.
Este Candil también deja al descubierto nuestra oscuridad, es decir, aquellos hábitos de vida que nos empequeñecen, que nos hacen tropezar y con los que, de paso, hacemos tropezar a quienes están cerca, a quienes nos aman.
Por eso hay que acercarnos sin miedo a la Palabra del Señor, su luz no nos ciega, al contrario, nos hace ver con claridad la misión a la que hemos sido llamados. Quizá a la luz de la Palabra nos miremos avergonzados de tantas oportunidades desperdiciadas, avergonzados de tantos actos des-creadores que hemos consentido en nuestro día a día, de las injusticias en las que hemos participado, de la falta de responsabilidad y participación en el cuidado de la tierra y del prójimo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Emmanuel Velázquez M., CM
0 comentarios