Evangelio y Vida para el 24 de enero de 2023
“El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre”
Hb 10, 1-10; Sal 39; Mc 3, 31-35.
Las palabras del Señor son contundentes: uno se hace hermano(a) suyo, en la medida que echa a andar la vida en la misma dirección que la suya, esto es, cumpliendo/viviendo la voluntad de Dios.
Y cumplir dicha voluntad supone que uno ya la conoce, ya sabe en qué consiste, implica que uno ya llevó a cabo un discernimiento y asume los riesgos y abraza la esperanza que trae el proyecto de Dios.
No es seguro que cumplamos la voluntad de Dios si antes no hemos discernido de qué va dicha voluntad. Porque, además, para cada uno guarda un camino diferente, cada uno es una historia singular, irrepetible.
Cumplir la voluntad de Dios no es, sin más, portarse bien, o hacer algunos actos de piedad, o dar alguna limosna, o escuchar misa, o participar en un grupo parroquial. La vida toda se debe ver implicada, por eso es que se trata de un esfuerzo constante, un anhelo que se persigue, una pasión que hace estar de un modo y no de otro en el mundo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Emmanuel Velázquez M., CM
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