Novena a la Virgen Milagrosa 2022: día 2
Oración:
Padre misericordioso, que has dado a la humanidad el signo portentoso de la maternidad divina de María, por el cual nos vino Cristo nuestro Salvador, Te rogamos que junto a ella podamos caminar en este mundo construyendo espacios de justicia y paz que evidencien el Reino de Dios en medio de nuestros hermanos que más sufren.
Por eso Padre amoroso, llenos de esa confianza renovada, que María nos enseñó, nos presentamos ante Ti sedientos y necesitados de tu Palabra, para que al meditarla día a día en esta novena, podamos abrir nuestro corazón a la gracia de la conversión, y que, siendo discípulos y misioneros de Cristo y de María, podamos anunciar gozosos la Medalla Milagrosa como signo profético para nuestros días.
Padrenuestro.
Gloria.
Oración a la Virgen María:
Madre de los profetas y los mártires, la fe que te iluminó y la Palabra en que creíste, nos acompañe en esta novena que dirigimos en tu honor bajo la advocación de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que todos reunidos entorno a tu Hijo podamos recuperar la frescura del Evangelio y anunciar con gozo la esperanza a un mundo dividido por las discordias.
Tus rayos nos infunden la seguridad de que nuestra historia está confiada a la misericordia de Dios que nos ama y que nos ilumina constantemente en las noches oscuras y dolorosas de nuestra vida. Hoy más que nunca gritamos al cielo implorando un nuevo renacer, que Tú nos ayudes a germinar en nuestros corazones la palabra de Nuestro Señor y a anunciarlo vivo y resucitado entre nuestros hermanos. Amén.
Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti. Dios te salve María…
Gozos:
Respuesta: puede ser el estribillo de una canción o la jaculatoria (Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a ti.)
Madre Milagrosa, de ternura y compasión
que haciendo historia de salvación
vas caminando siempre con tu pueblo
que a ti clama en la aflicción.
En mil ochocientos treinta,
en Francia, Calle del Bac,
auna pobre novicia,
la virgen santa se apareció.
Eran vísperas de San Vicente,
noche silenciosa de julio,
cuando la Madre dejó su trono
y en una pequeña capilla se presentó.
Siendo la media noche
un Ángel se apareció
para darle un anuncio
de parte de la Madre de Dios.
Las luces se iban prendiendo,
las puertas se iban abriendo
y al llegar a la capilla la hermana ansiosa la esperó.
La voz del cielo anunciaba
que la madre llegó.
La sede sacerdotal
con humildad ella ocupó.
La hermana Catalina
sus manos colocó
en las piernas de la Madre
y misión ella le encomendó.
En una mañana de noviembre
los sentidos no lo percibieron
pero un corazón atento
nuevamente a la Madre observó;
las insignias de la medalla
que Catalina vio, se han convertido
en fuente de milagro y amor.
“Haz acuñar una medalla”,
la Virgen le pidió
para ser portada por los fieles
con gran devoción.
Madre Santa, tu gran Medalla
es emblema de tu amor,
hoy nosotros la portamos
en señal de filiación.
Sea por Jesús, sea por María,
sea por el ejemplo de los santos que nos guían.
Y que por la Medalla Milagrosa
alcancemos la gracia de convertir
nuestros dolores en alegrías.
SEGUNDO DÍA
La Santidad de María
Producto: Bolsas de arroz.
Signo: La jaculatoria de la Medalla Milagrosa; un camino que represente la vida de la Santísima Virgen.
Comentario inicial: La Santísima Virgen María enseñó a Santa Catalina una pequeña oración que quedó acuñada en la Medalla Milagrosa; el “Oh María sin pecado concebida” es un llamado a reconocer la santidad de la Virgen y a su vez una invitación para ser santos como nuestro Padre del cielo es Santo.
Lectura del Texto Bíblico: 1 Pedro 1, 14-19
“Como hijos obedientes, no os amoldéis a las apetencias de antes, del tiempo de vuestra ignorancia, más bien, así como el que os ha llamado es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta, como dice la Escritura: seréis santos, porque santo soy yo. Y si llamáis Padre a quien, sin acepción de personas, juzga a cada cual según sus obras, conducíos con temor durante el tiempo de vuestro destierro, sabiendo que habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata, sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo”.
Reflexión:
La jaculatoria que encontramos en la Medalla Milagrosa nos recuerda la predestinación de la Santísima Virgen María, pues en la obra de Dios no hay improvisaciones. Desde el comienzo mismo de la creación, Dios ha marcado un itinerario de encuentros con el ser humano cuyo culmen está en su encuentro personal a través de su Hijo Jesucristo, nacido de la Virgen Madre.
María que es concebida sin pecado original, es librada de toda mancha de pecado, para que en su vientre se gestara el siempre Santo, cuya santidad nos ha compartido a través de la gracia del bautismo.
En el bautismo, uno de los momentos más importantes es la oración del sacerdote sobre el catecúmeno donde queda eliminado el pecado original. En las aguas del bautismo renacemos a una vida nueva, liberados de cualquier atadura de pecado.
La vida en santidad implica asumir actitudes proféticas y un testimonio de vida elocuente, capaz de demostrarle al mundo en el que vivimos, que el Evangelio de nuestro Señor sigue abriendo los corazones a la gracia divina. Hoy el mundo no nos quiere santos y el relativismo moral y el sin sentido sacuden a todos los cristianos que se sienten cada vez menos identificados con las propuestas de vida que plantea Jesús en el Evangelio, y prefieren una religión light que se adapte a las intenciones de cada uno.
El llamado a la oración, evocando la santidad de María, es un compromiso de conversión. Si quiero que mi oración sea escuchada o que Dios realmente obre milagros en mi vida, debo empezar a responder a las solicitudes de su Palabra en todos los momentos y lugares.
Actividad en grupo:
- ¿Qué entendemos por santidad y cómo debemos comportarnos a la luz de la Palabra de Dios?
- ¿Recurro constantemente al sacramento de la Reconciliación o, por el contrario, ya no me siento interpelado por la Palabra de Dios?
Hago un examen de conciencia general para obtener una buena confesión y me comprometo a enmendar en mi vida aquello que me impide relacionarme con Dios desde el amor y la libertad.
Oración final:
Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, que te manifestaste a Santa Catalina Labouré como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria. En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales, y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu divino Hijo y le ruegues concedérmela, si es conforme a su voluntad y ha de ser para bien de mi alma. Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mí, Virgen poderosa; envuélveme en los rayos de tu gracia, para que a la luz y al calor de esos rayos me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que bondadosa me acojas a las puertas del cielo. Amén.
Descarga la Novena completa pulsando sobre la siguiente imagen:
Fuente: https://www.corazondepaul.org/
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