¿Has visto alguna vez la grabación «time-lapse» del increíble proceso de florecimiento de una flor o de una polilla que se convierte en mariposa? ¿Has visto alguna vez un vídeo a cámara lenta de un swing de golf o una rutina de gimnasia? En cualquiera de los casos, se pueden ver cosas que no se ven habitualmente.

Hace menos de cinco años, líderes de 97 ramas de la Familia Vicenciana se reunieron en la Plaza de San Pedro. Representaban a más de dos millones de personas que llevaban la «buena noticia» a incontables millones de personas en 156 países. Para sorpresa de casi todos los presentes, comenzaron a «ver» un nuevo florecimiento de la Familia Vicenciana.

El P. Tomaz Mavic, actual Presidente del Comité Ejecutivo de la Familia Vicentina, destaca el paso de una estructura de Familia Vicenciana a un movimiento de Familia Vicenciana.

En esta reflexión exploro cómo los vicencianos están tomando conciencia de sí mismos como un movimiento, más que como ramas de una familia específica. Personas de todos los ámbitos y profesiones buscan servir a los pobres y a los marginados dondequiera que estén y sean cuales sean sus necesidades.

Mi propio camino para tomar conciencia de un «Movimiento Vicenciano»

Crecí en una época en la que la Congregación de la Misión (CM), se consideraba implícitamente el centro del universo vicenciano. Después de todo, los Padres y Hermanos fueron fundados por el propio San Vicente de Paúl.

En mis primeros años como miembro de la CM, oí hablar de la «Doble Familia» de San Vicente: la Congregación de la Misión y las Hijas de la Caridad. Al parecer, este término se utilizó por primera vez unos 200 años después de la muerte de San Vicente.

Hace treinta años, me di cuenta de que los Superiores Generales empezaron a llamar la atención sobre la «Familia Vicenciana«.

Alrededor de la misma época, recuerdo mis primeros encuentros personales con miembros de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Sonreí para mis adentros cuando se referían a los demás como vicentinos. Nunca se me había ocurrido que los vicentinos fueran otra cosa que sacerdotes célibes de la Congregación de la Misión.

También fue una revelación chocante cuando la Presidenta de las Damas de la Caridad me dijo: «Recuerda que fuimos la primera fundación de San Vicente».

Más tarde, hace 25 años, tuve el privilegio de formar parte de una Asamblea General de la Congregación de la Misión que declaró públicamente que

«La vitalidad del carisma vicenciano no pertenece exclusivamente a la Congregación de la Misión… Muchas personas y grupos que forman parte de la Familia Vicenciana dan expresión a esta fuerza profética hoy día».

¿Qué es hoy el Movimiento de la Familia Vicenciana?

Es una forma de ver las cosas:

• adoptada por los santos Vicente y Luisa que se veían a sí mismos siguiendo a Cristo «evangelizador de los pobres».
  
• compartido por más de cuatro millones de personas que llevan la buena noticia a los olvidados en más de 150 países del mundo actual.
  
• La mayoría de las veces encarnada en instituciones religiosas… pero hoy incluye a «vicentinos no afiliados» que se unen espontáneamente con otros profesionales que buscan utilizar sus habilidades como artistas, abogados, profesores, escritores para servir a los marginados.

¡Es todo lo anterior y más!

Las personas que conforman este movimiento buscan hacer lo que hizo Jesús. Si os he lavado los pies, seréis reconocidos como mis discípulos si laváis los pies de los pobres y olvidados de hoy.

Reconocen la casi increíble generosidad de Dios para con ellos. También se dan cuenta de que nunca podrán devolverle el favor a Dios… a no ser que sea pagando imitando el ejemplo de Cristo, en el lavado de pies.

Un desafío

¿Cómo podemos reconocer, animar y apoyarnos unos a otros en un movimiento que sigue a Cristo Evangelizador de los Pobres?

Publicado originalmente en Vincentian Mindwalk