Evangelio y Vida para el 17 de septiembre de 2022
“A ustedes se les ha concedido conocer los misterios”
1 Cor 15, 35-37. 42-49; Sal 55; Lc 8, 4-15.
En la misión donde sirvo tenemos 20 camas y 2 invernaderos grandes donde sembramos y cosechamos toda clase de frutas y verduras, desde acelgas hasta papayas. Dos veces al año nos surtimos de semillas y algunas de ellas (como las de epazote) son diminutas y se venden en bolsas muy muy pequeñas a costos considerables. Son como pequeños tesoros que guardamos bajo llave. Si alguien me dice que un sembrador tiró semillas en todos los lugares donde pudo (en el camino, en las piedras, en tierra seca) pensaría que no tiene ni idea de lo que significa sembrar o que es un entusiasta despreocupado que tiene semillas por montón.
El Reino de Dios se parece a ese sembrador, un enamorado esperanzado que no tiene miedo a derrochar intentando una y otra vez porque tiene la esperanza de que la semilla prenderá donde sea, aún donde a nadie más le parece posible. Él sabe que su semilla no se desperdiciará porque el fruto de su trabajo se retribuirá con la cosecha y que una semilla puede dar muchas más, siempre que sea compartida.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Carlos Regino Villalobos E. C.M.
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