“María fe encaminó presurosa”

Rom 12, 9-16; Is 12; Lc 1, 39-56.

Estos días venimos reflexionando sobre la “Iglesia en salida” y hoy tenemos la agradable sorpresa que una humilde doncella de Nazaret, presurosa, alegre y llevando en su seno al Redentor, nos precede con su visita a Isabel, quien pronto va a dar a luz.

Ella, María, cuando el ángel la saludó y le dijo “el Señor está contigo”, “se conmovió y se preguntó a sí misma qué significaría aquel saludo”. Dialoga y pregunta: “¿Cómo puede ser esto si yo soy virgen?” Y después de escuchar que el Espíritu Santo la cubrirá con su sombra, hace su discernimiento y contesta: “Yo soy esclava del Señor, hágase en mí”.

Después de este diálogo es cuando María visita a su prima Isabel, quien queda llena del Espíritu Santo y bendice a María y al fruto de su vientre. Por su parte María, en un arrebato de alegría, glorifica al Señor porque puso sus ojos en su humilde sierva.

Ella es la primera flor en la Primavera del Nuevo Testamento. Hoy, como ayer, ella es la primera discípula y misionera que se involucra y fructifica.

Ella es parte del rebaño que tiene buen olfato para encontrar nuevos caminos (EG 31).

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Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: María Luisa Fuentes Quesada HC