Evangelio y Vida para el 5 de marzo de 2022
“No vine a llamar a los justos, sino a los pecadores”
Is 58, 9-14; Sal 85; Lc 5, 27-32.
Leemos en el evangelio de hoy el bello texto de la vocación de Mateo. Mateo está en su trabajo, recaudando el tributo que los judíos tenían que entregar al invasor e insaciable Imperio Romano. Jesús solo le dice “sígueme”, y él lo deja todo.
Pero antes de irse por los caminos de Galilea con Jesús, Mateo ofrece un banquete a Jesús donde también están invitados sus colegas, ese mundo que va a abandonar. Quiere que todos sepan que se va con Jesús, que su vida tomará otro rumbo. ¡Está feliz, y lo grita a los cuatro vientos!: Jesús me miró, me eligió y me invitó a estar con él. Me ha recibido en su corazón y en su compañía. No le importó mi pasado, mi pecado y traición, en su mirada descubrí un universo de amor y acogida, de comprensión y perdón. Y por esa nueva vida que me mostró, soy capaz de abandonarlo todo y estoy feliz.Yo le ofrezco este banquete, que no es nada, comparado con el banquete del Reino al que él me ha invitado.
Tradicionalmente vivimos la Cuaresma en un clima de tristeza, pesimismo, ayunos, penitencias y colores de luto. ¿No deberíamos vivirla en un clima de gozo y esperanza porque Jesús nos ha mirado y nos llama a una vida de libertad y de dicha?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
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