“Enséñanos, Señor, tus leyes”

Sab 7, 22-8, 1; Sal 118; Lc 17, 20-25.

En esta ocasión Jesús nos instruye por medio de su sabiduría cuando afirma que el Reino de Dios no viene con señales aparatosas. Sus palabras llevan un mensaje de salvación para toda la humanidad porque la buena noticia es que el Reino de Dios es una realidad que va fermentando en nuestro mundo, aunque no la veamos.

Para aquellos que se preguntan dónde está el Reino, ¿será que han dejado de ver con fe y esperanza las formas en que Dios se manifiesta a cada momento de nuestra vida y en todas las bendiciones que nos concede?

Ante las dudas, Jesús vuelve a enfatizar que el Reino de Dios ya está aquí, está entre nosotros.

Dentro de la realidad que nos rodea humanamente, existe la necesidad de valorar el actuar de Dios en cada una de las personas que están con nosotros, para que el día de mañana, cuando deseemos ver y no podamos, digamos como el anciano Simeón: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque, mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos, luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”. Amén.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Vicentino de Tlalpan, Ciudad de México