“Los hijos están exentos”

Dt 10, 12-22; Sal 147; Mt 17, 22-27.

El evangelio de hoy vuelve al tema del “Camino de la Cruz”. Jesús anuncia por segunda vez a sus discípulos la pasión no como algo “impuesto”, sino como el paso “necesario” para hacerse creíbles.

La narración sobre la petición a Pedro, de que el Maestro pague su “impuesto” al Templo, sirve de pretexto perfecto a Jesús para explicarle a Pedro cómo “los hijos están exentos”, es decir, no es que no le quede de otra y por eso tenga que ir de manera suicida a la Cruz, pero sí servirá para mostrar cuán grande es el amor de Dios por la humanidad, que pagará la deuda por ella. Cuando Jesús pide a Pedro pescar un pez y con la moneda que encontrará en él pagar el impuesto, tanto de Pedro como de Jesús, está diciéndole lo que significará la Cruz para cada persona: con ella pagaré por ti y por mí. Jesús es el pez de la salvación, no por nada el signo de un pez es la contraseña con que se reconocían entre ellos los primeros cristianos.

Señor, por supuesto que tú no tenías ninguna deuda que pagar, eres el Hijo y no un extraño, pero con tu entrega generosa nos has obtenido el ser hijos de Dios. Enséñanos a vivir unos con otros de esa manera, para hacer creíble nuestra fe. Amén.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick Fernando Martínez Benavides, CM.