Las novecientas noventa y nueve (poema)
En nuestra sociedad hay personas que tienen tanto que se convierten en un obstáculo para muchas personas que intentan saciar su hambre. Ya que por más que intenten comerse sus riquezas, ni en mil vidas lo lograrían. Este poema es un mensaje para aquellos ricos que solo viven acumulando riquezas, sin importarles quienes a su alrededor puedan necesitar de ellos. Si usted posee muchos bienes, no se convierta en aquella persona que impide mejorar la vida de los demás, recuerde que al morir dejara todo cuanto bien material tenga. Sea creyente y busque la sabiduría eterna, ya que la terrenal no pasará de más de cien años, pero la eterna será su gozo para siempre. Tenga presente que la única empresa que le llenará de riquezas inagotables se llama Jesucristo.
Las novecientas noventa y nueve
Siento que soy el más importante,
el dinero me sobra.
Nadie me cobra porque soy el que presta,
paso mi vida de fiesta en fiesta.
En alguna ocasión he escuchado que hay un Dios,
dicen que más poderoso que yo,
mejor lo dejo quieto,
algo me diría de todo esto.
Además, tengo como para vivir mil vidas,
con entradas, salidas y lo que yo quiera,
todo esto lo haré hasta que me muera,
mas pensar en esto es tontera.
¡Huy! ¡Dije mil vidas!
Y las novecientas… ¿Qué las hago?
Si solo tengo una
¿Qué voy a hacer con mi fortuna?
Voy a imaginarme en la cuna,
esa que hay donde están las cruces,
donde todos huelen igual
con el sol o con la luna.
Pensaré que puedo ver todo lo que dejé,
veo a otros gastando lo que sudé,
es mi plata, yo me la gané.
¿Pero cómo la administre?
Voy a ver a los pobres que ayudé,
señora ¿me puedes ayudar?
en mis documentos no los encontré,
ahora veo cuánto me equivoque.
¡Qué susto, creí que estaba muerto!
Esto era una visión,
pero esto es la vida real,
¿Será que así será mi final?
Ayer enteraron al vicepresidente,
ni lo lloró la gente
de lo haragán que era,
todos deseaban que se muriera.
Administraré mejor mi riqueza,
no había pensado en las 999 vidas,
¡Sí! hay un Dios, sus vidas son las mías,
son los pobres que no he dado la comida.
Cuando muera llevare toda mi riqueza,
por haberla entregado a la pobreza,
de aquellos que son parte de mi cuerpo,
entonces, solo entonces, ya no estaré muerto.
El compartir es como un espejo,
podes verte como adentro,
mostrarás que no solo es el dinero,
que sí hay un Dios, que Él es el primero.
Pbro. Marvin Robles Gamboa CM
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